sábado, 28 de marzo de 2015
BREVE HISTORIA DE LOS HOTELES II
El notable aumento del número de viajeros dió lugar a la construcción de posadas con más habitaciones, y mejores instalaciones, siendo ya posible el uso de habitaciones individuales, sin necesidad de compartirlas, como ocurria en el pasado. También se daba la posibilidad a los viajeros de refrescar sus caballos en los establos de estas primitivas posadas, y los viajes ganaban así en comodidad y rapidez, naciendo de este modo las primeras casas de postas.
Asimismo, en estos hospedajes se daban fiambres, quesos y también comidas calientes a los viajeros, de sencilla preparación, así como vino y otras bebidas, tratándose más bien de una alimentación de subsistencia, para que el viajero pudiese recuperarse y continuar camino. Durante el siglo XVII, con el crecimiento del comercio, y la creciente necesidad de transportar mercancías y viajeros, se generaliza ya el uso de las diligencias, estableciéndose, por la propia actividad comercial, una serie de rutas principales, especialmente transitadas, donde proliferan estas nuevas posadas, tanto en ciudades como en caminos.
Ya en este siglo XVII, y a lo largo del XVIII, se intensifica el uso de la diligencia, dando lugar, por su lentitud y la necesidad de descansar o reponer caballos propias de este medio, a una gran proliferación de posadas y casas de postas, presentes ya en muchos caminos y ciudades.
Debido al auge del comercio, con el consiguiente enriquecimiento de los comerciantes, a la lentitud de estos viajes y a la diversidad de pueblos, ciudades y caminos visitados en los mismos, tanto en el interior como en el litoral, aparece una nueva forma de viaje: el viaje de placer.
Algunos hospedajes ofrecen a los viajeros la posibilidad de tomar baños y lodos, presumiblemente terapéuticos, originándose los primeros balnearios, y dando lugar a la creación del turismo termal. Asimismo, proliferan los hoteles en las rutas próximas a la costa, de gran actividad comercial, en lo que serían los antecedentes del turismo de sol y playa.Y todo ello, acompañado de un personal que se va adiestrando en dar un servicio adecuado a los prósperos viajeros, haciendo sus viajes más cómodos y gratificantes. Pero el siglo XIX trae consigo algo que cambiaria enormemente este modo de viajar y transportar mercaderías: el ferrocarril.
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