Seguimos, pues, nuestra ruta cervecera, animados por el calor que hace en Sevilla,y por la cervecita, y vamos a otro de los templos cerveceros: Casa Julián, en la calle Faura, 4. Fue abierto en 1954 por Julián Hernández, y en sus inicios era muy frecuentado por los obreros de la cercana fábrica de corchos, y por los trabajadores de Unión Radio Sevilla.
Aquí se toma la cerveza Cruzcampo muy fría, como mandan los cánones sevillanos, y en vaso grueso, para mantener el frío durante toda la libación. Lo mismo que en El Tremendo y en el Jota, y preferentemente en la calle, siguiendo la mejor tradición sevillana. Comparte con ambos el hecho de despachar unos 10 barriles diarios y tener unos 10 m2 de superficie en la zona de público. Son los tres 10 X 10 sevillanos. Dos "J" y una "T" son las claves de la mejor cerveza de Sevilla. Se puede acompañar la cañita con una única tapa: los tomatitos aliñaos, deliciosos, y otra de las señas de identidad de la casa.
Recientemente la ley antibotellona, que prohíbe beber alcohol en la via pública, ha puesto en peligro esta sana costumbre, obligando a El Tremendo a suscribir la correspondiente licencia para instalar mesas en la calle, cumpliendo los requisitos legales. Sinceramente, estamos un poco cansados de estas leyes que nos cuidan tanto y nos aburren tanto.
Somos España, tercer país más visitado del mundo, Spain is diferent, y estos reglamentos de absurda convergencia con normativas europeas que son ajenas a nuestra idiosincrasia, nos privan de algunas de nuestras señas de identidad, y de las excelencias de una industria, la hostelería, que es la primera industria nacional, y que nos ha dado de comer en los últimos 50 años de historia, y muy bien por cierto. En otras latitudes (léase Caribe, Italia, Francia, etc) saben mejor cuál es su negocio, y lo cuidan mejor. Como decía Unamuno, no hay que europeízar España, sino españolizar Europa. Déjennos en paz. Gracias.
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