En el número 10 de la sevillanísima calle Adriano, se halla esta antigua bodega, en pleno Barrio del Arenal, uno de los más emblemáticos de Sevilla.Esta es una de las antiguas tabernas, que pese a haberse sometido a una reciente reforma, o más bien necesaria actualización, sigue manteniendo esa estética y ese ambiente de las antiguas tabernas sevillanas, punto de reunión a la hora del aperitivo, al mediodía, después del trabajo, y en ocasiones, durante el trabajo, cuando es necesario refrescarse un poco.
De ahí viene una de sus especialidades más celebradas en esta casa: la tortilla de patatas, o mejor dicho, tortilla española. Durante largos años, Rosario elaboró magistralmente este manjar tan nuestro, y lo transmitió a sus hijos, que la preparan hoy día de igual modo. Con la tortilla pasa una cosa: si está bien hecha, siempre gusta, y es uno de los mejores reclamos en la hostelería. En esta casa se hace una de las mejores de Sevilla, y ha sido y es uno de los cimientos de este negocio
Pero no se queda ahí la oferta culinaria de la bodega. Otra cosa que han hecho muy bien y la siguen haciendo igual es el montadito de pringá, tapa sevillana donde las haya. Es lo que ocurre con los negocios transmitidos de generación en generación: las recetas y su preparación se enseñan de verdad, y se ensayan hasta conseguiur que el punto sea el mismo la haga quien la haga. No como ocurre en muchos traspasos tabernarios, donde se enseña al neófito de modo muy somero y breve el recetario, sin que pueda aprenderlo bien, y eso se nota luego.
La oferta de montaditos es amplia y variada, hechos en esta casa como en pocos sitios, mereciendo especial mención el de gambas ali-oli, jamón con salmorejo, carne mechada con mojo picón, y el de la casa , filete de lomo con jamón serrano.También merece especial mención los mejillones en escabeche casero, el bacalao, el escabeche de bonito, la ensaladilla, y, cómo no, las anchoas de Santoña. Y excelentes quesos y chacinas ibéricas.
Para regar todos estos manjares, una hilera de toneles suministran vnos de Jerez en todas sus variedades, desde el Fino hasta el Pedro Ximénez, vinos del Condado de Huelva y vermut de barril.
Y cañas de Cruzcampo magistralmente tiradas.
Podemos tomar todo ello en barra o en unas antiguas mesas de madera, que junto con las sillas, han sobrevivido a la reforma, respetuosa con el ambiente y la estética original de esta casa. O bajo las sombrillas en su simpátca terracita. ¿Les apetece?
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