En este bar de toda la vida del Barrio de los Remedios se usa a diario un instrumento que no deberia faltar en ninguna tasca y empieza a faltar en muchas: la pizarra. En ella se apuntan las especialidades de la casa y otras del día, que se anuncian oportunamente en la misma. La pizarra debería estar presente en todas las tascas, renovándose a diario según las ofertas del mercado y las "ocurrencias" de la cocina. Eso indica una cocina auténticamante casera, con los mejores productos de temporada y del día, con verdad. No una de esas cartas preestablecidas, que, pese a estar elaborada con anticipación, luego resulta que la mitad de las cosas no las tienen o "se han acabado".
Como debe ser en este tipo de establecimiento. las tapas son de la mejor tradición gastronómica andaluza, entre las que destaca la cola de toro. Con la salsa bien ligada, la carne tierna, jugosa, en punto, se toma solamente con el tenedor, haciendo innecesaria la intervención del cuchillo.Es de agradecer que en este bar no usen las patatas congeladas, hoy lamentablemente presentes en algunos establecimientos que no pueden ni deben cometer este fallo
Es cierto que a veces la afluencia de publico hace didfícil, el tener patatas preparadas para todos los clientes y para todos los platos, que son solo un acompañamiento, pero lo cierto es que las patatas congeladas desmerecen en un plato bien realizado. Es cierto que la coyuntura económica no permite la contratación de personal mas allá de lo imprescindible. Pero no cuesta nada llegar una hora antes al bar y pelar 10 kilos de patatas y tenerlas metidas en agua..En la hostelería, la planificación es, sin duda, imprescindible
También excelente está la carrillada ibérica, otra especialidad de la casa. Y todas las tapas y raciones de la gastronomía andaluza:. los caracoles, el menudo de ternera, la ensaladilla, los pescaitos fritos y muchas más, todas ellas anunciadas en su pizarra, actualizada a diario, como atestigua el color y trazo de la tiza, otro elemento que no debería faltar, la tiza, bien en el marco de la pizarra o bien en la oreja. Antes estaba siempre en las tascas de toda la vida, en las que se hacía la cuenta en la misma barra, con la tiza, donde se iban anotando las consumiciones de cada cliente.
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