jueves, 6 de agosto de 2015
COSAS DE COMÉ EN SEVILLA: BAR YEBRA
En el número 3 de la calle Medalla Milagrosa, se encuentra uno de los templos culinarios de Sevilla, en pleno barrio de la Macarena. Pese a hallarse en este emblemático barrio sevillano, la calle en que se encuentra no es de las más transitadas por el turista, por lo que este bar es lugar de peregrinación para el gastrónomo ilustrado. Buena parte de los clientes que vea cuando lo visite serán sevillanos, o gente informada de las excelencias grastronómicas del mismo.
La taberna fue fundada por Florentino Yebra, en otro local muy próximo al actual, pero se hizo insuficiente para absorber todo el éxito que cosechó, y decidió mudarse a este hace más de una década. En la actualidad, sus hijos Manuel y Javier, llevan el timón del negocio, siguiendo las sabias enseñanzas de su padre en cuanto a la calidad y autenticidad de la cocina y el servicio al público, claves de su éxito. Javier ha completado su formación en la escuela de hostelería de la Taberna del Albardero. Y digo completado, porque la base de su negocio, es lo que les fue transmitido por la anterior generación, y eso no se aprende en una escuela, se diga lo que se diga. Muchos son los llamados y pocos los elegidos en el mundo de la restauración.Cuando pase esta moda de platos gigantes con cantidades ridículas y precios astronómicos, hecha por cocineros televisivos fabricados en gimnasios y peluquerías, sonreiremos pensando en ello y en que hubo gente capaz de pagar más de una vez por esa tomadura de pelo de fines crematísticos.
Cuando vemos sus pizarras con las especialidades del día, sabemos que se practica una cocina con los mejores productos que ofrecen los mercados de abastos en cada momento, practicando una cocina de temporada, que es como debe ser toda buena cocina. Veremos también en sus paredes recortes de prensa en los que se glosan las excelencias de su cocina, pues el restaurador, aunque la modestia forme parte de su idiosincrasia, puede exhibir orgulloso el reconocimiento de su buen hacer.
Y cuando el camarero nos diga lo que sale de esa cocina, nos daremos cuenta que nos gustariá probar todas las especialidades. Allá van unas cuantas: foie marino de hígado de rape sobre fondo de tomates en emulsión, presa ibérica en salsa de Emilio Lustau, espiral de lenguado relleno de langostinos en salsa de cava, taquitos de buey a la mostaza antigua de York, lomo de jabalí al Oloroso con tacos de jamón, solomillo al Oporto o un insuperable arroz caldoso de corvina, rape y marisco.
En estos casos, suele ocurrir una cosa curiosa: nos gustaría probarlo todo, y nos palpamos la cartera a ver si su grosor nos permite convertir nuestros deseos en realidad. No se preocupen: en esta taberna se ofrece en tapas autenticas maravillas culinarias a precios acordes con la situación económica que se vive.Y casi es la opción más realizable, pues suele estar abarrotado, con todas las mesas ocupadas, y si uno quiere catar todo esto no hay más remedio que arrimarse a la barra y tomárselo en tapas. Para ello, ofrecen en un precio cerrado un surtido de cuatro tapas, cuatro exquisiteces de su extraordinaria cocina. Y un primoroso cuidado en la guarda y servicio del vino, siempre en su temperatura óptima de consumo.Y cuando la cartera esté más gruesa, ya nos sentaremos a comer.
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