Es de agradecer que, en los últimos años, se hayan puesto en marcha algunos proyectos empresariales en la hostelería gaditana, para recuperar una de las mejores vertientes del mundo tabernero: el tabanco. Hace solo una década, estaban en peligro de extinción, y unas voces de socorro alertaron sobre tan grave suceso, desde la prensa andaluza y madrileña principalmente.
Como decíamos en el anterior post, el tabanco, término compuesto por las palabras taberna y estanco, es un tipo de bar autóctono de Jerez, en el que se despachaban vinos y aguardientes a granel, (y también para tomar allí mismo) ,y las labores del tabaco, venta controlada por el Estado,
Como decíamos en el anterior post, el tabanco, término compuesto por las palabras taberna y estanco, es un tipo de bar autóctono de Jerez, en el que se despachaban vinos y aguardientes a granel, (y también para tomar allí mismo) ,y las labores del tabaco, venta controlada por el Estado,
En estos tiempos de repugnantes bares minimalistas, hechos por palurdos para palurdos, de paredes blancas y lisas, sin apenas ornamento, de ventanas fijas, de luces blancas de oficina, de camareros maleducados, de cocineros burros, de nuevos ricos que no saben como divertirse con su dinero, de gentes que no tiene nada que contar, el hecho de que se intenten recuperar los viejos establecimientos de hostelería, no sólo los tabancos, es realmente encomiable.
Los tabancos eran establecimientos donde se despachaba vino a granel, para llevar a casa, y también ofrecian la posibilidad de tomarlo allí mismo, asemejándose ya a las tabernas. Se solía acompañar la bebida con algo de condumio, principalmente chacinas, olivas y queso, pues muchos carecían de cocina.
Eran lugares de tertulia, donde se charlaba de todo lo humano y divino, donde se encontraban gentes que salían del trabajo, jubilados que charlaban todos los días en estos lugares, jóvenes que venian a tomarse unas copas, toreros sin éxito que recordaban aquella tarde memorable que tuvieron en una plaza de tercera, lamentablemente sin ojeadores ni cazatalentos en los tendidos aquel dia, y casi sin público, artistas del arte flamenco que esperaban su oportunidad, escritores que buscaban un editor que patrocinase una primera edición, pintores que esperaban que un galerista creyese en ellos y exhibiera sus pinturas, y una amplia fauna humana de naturaleza variopinta.
Hoy vemos en los modernos bares minimalistas, gente aburrida mirando hacia el suelo, tipos en la barra leyendo TODAS las noticias del periódíco, como si le fuese la vida en ello, sin sacar la cabeza del mismo, gentes que no hablan entre sí aunque lo necesiten, gente recordando la última basura televisiva en espera de la próxima basura televisiva, gente con cara de imbécil por frecuentar este tipo de sitios, etc, etc. Los bares minimalistas son lugares de nihilismo para gente que no cree en nada ni en nadie.
Pero han surgido en los últimos años algunos proyectos empresariales que intentan recoger todo ese patrimonio de historia social española y de un modo de vivir que debe cultivarse diá a día. En lugar de competir en la mierda, han decido apostar (sin competir) por lo bueno,por lo auténtico.
Nunca es tarde para repintar los blasones, sacar brillo a la espada y salir a reconquistar el pasado glorioso de nuestra querida España.
Uno de estos elogiables casos es el del Tabanco Plateros, en el número 1 de la calle Francos. Es el primero de esta nueva hornada de "nuevos tabancos", abierto por Luz y Jaime, y un poco el que ha iniciado este fructífero camino .Es un tabanco jerezano en toda regla, cuidando su aspecto y todos sus detalles y caracteres, y con ese ambiente tan especial de este tipo de tabernas. Han abierto una rendija en la puerta a pequeñas novedades culinarias que tengan justificación y combinen bien con el tradicional tapeo jerezano.
No se preocupen por ello, porque mantiene toda la esencia del tabanco, y hay que dar cobijo a nuevas tendencias y nuevos clientes, pescando a veces en aguas ajenas para rescatar a esos pececillos de su errática y equivocada deriva.
Además de tapas tan típicas de Jerez como los quesos de la serranía gaditana, las chacinas ibéricas y los chicharrones, ofertan toda una amplia gama de tapas a precios muy moderados. Vinos de cooperativa desde un euro, muy buenos.
Organizan catas a diario, para que pueda degustar una variada gama de vinos jerezanos, a un precio muy asequible, acompañadas de chacinas ibéricas y quesos.Buen comienzo de este buen tabanco.
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