El origen del Château Haut-Brion, en cuyos viñedos se hace el vino del mismo nombre, data de 1525, año en que Jean de Pontac casa con Jeanne de Bellón, hija del Alcalde de Liboune y heredera de estas tierras, que aporta como dote matrimonial. En ellas se hallaba también una antigua masion, y posteriormemte Pontac levantó el soberbio castillo que hoy se alza en esta finca.
Jean de Pontac era hombre refinado y de aficiones exquisitas, y una de ellas era el vino de Burdeos. A este viñedo dedicó especial atención, conviertiéndose en una de sus ocupaciones favoritas, Consiguió introducir su vino en la Corte francesa, de la que ya sería en adelante Proveedor Oficial durante los siguientes reinados, y además colocó su vino en las demás cortes europeas, sabedoras ya de la calidad del mismo. Con el tiempo, adquirió más tierras en esta comarca vinícola, que sumó a las de la dote matrimonial, y años más tarde levantó el magnífico Château Haut-Brion. Murió con más de 100 años, enormemente rico y siendo el personaje más célebre de Burdeos.
Así se suceden los Pontac en la propiedad del château, hasta que pasa a manos de Joseph de Fumel, Barón de Paulliac, Señor de Pessac, y Mariscal de Francia. Joseph de Fumel fue una figura de excepcional relieve en la historia de Burdeos. Nacido el 14 de marzo de 1720 en Tolouse, entró muy joven de voluntario al ejército y llegó a la cima del mismo, siendo además Comandante de la Real Orden de San Luis, Comandante de la Haute-Guienne, y Gobernador del Castillo de Trompette. Luchó con sus regimientos en las batallas de Flandes, Dettingen, Saverne, Suffelskcim, la defensa del Rhin y muchas otras, siendo un auténtico héroe de guerra. Además de todo ello, fue Conde de Fumel, Barón de Lavelanet, Señor de Margaux y Señor de Haut-Brion.
Pero llega la Revolución Francesa en 1789, y Fumel sigue el mismo camino que otros aristócratas y es guillotinado, lo mismo que el propietario del vecino Château Lafite. Esta misma suerte correrían muchos aristócratas franceses del vino. Pero otros, que ya habían abierto agencias importadoras de vino en Londres, se establecieron en esta ciudad por ser capital mundial del comercio del vino. Uno de ellos fue Jean-Pierre Domecq, que bastantes años antes abría oficina comercializadora de vinos y destilados en Inglaterra. Fundó la sociedad "Peter Domecq & Co.",y posteriormente "Telford, Ruskin & Domecq", y se afincó en Londres, para luego asentarse en Cádiz y fundar las célebres Bodegas Domecq.
Pero, antes de ser separado de su cabeza, Fumel había llevado la bodega a los más altos niveles de prestigio internacional, y consigue vender su vino incluso en EEUU, donde su amigo Thomas Jefferson importa regularmente varias barricas al año, haciendo que el Haut-Brion fuese el primer Burdeos importado a EEUU.
Nuevamente aparece en la historia del viñedo bordelés la figura de Thomas Jefferson. El que sería el tercer presidente de EEUU era un sibarita y un verdadero experto en vinos, y tenía especial afición a los de Burdeos. Jefferson había estado en las bodegas Haut Brion en 1787, cuando era embajador en Francia, y habia establecido una gran amistad con Fumel. No por ello dejó de beber tambien habitualmente otros grades vinos de Burdeos, como el Château Lafite, el Chteau Margaux y el Château Latour.
A principios del XIX, el Château Haut Brion fue adquirido por Charles de Talleyrand, Ministro de Asuntos Exteriores de Napoleón, que disfrutó del Château y de su vino toda su vida, hasta que falleció en el año 1836, y el Château fue adquirido por el financiero Joseph-Eugéne de Larrieu.
Pero Larrieu padeció las mismas catástrofes que el resto del viñedo bordelés, y diversas plagas arruinaron muchas de sus cosechas. Y el Haut Bruion sufrió las mismas caídas de precios y prestigio en el mercado del vino que los otros Premier Cru de Burdeos. Al fallecimiento de Larrieu. en 1896, sin descendencia, las tierras del Chateau Haut Brion se fragmentaron entre sus numerosos sobrinos.
El Haut Brion prácticamente despareció de los mercados, pero nuevamente apareció un banquero amante del vino, Clarence Dillon, que lo salvaría de la quiebra, como en el caso del Château Lafite y James de Rothschild.
Al igual que en el caso de James de Rothschild, Clarence Dillon era de origen judío, nieto de un matrimonio formado por un judio polaco y una polaca de origen francés de apellido Dyllon, que habían emigrado a EEUU a mediados del XIX. Con el tiempo, ya en la generación de sus padres, la familia se asentó en Texas, en 1878, y adoptó éste último apellido, cambiando legalmente su ortografía, en 1901. La familia prosperó con minas de plomo y Clarence llegó a graduarse en Harward en 1905.
Clarence se casó en 1908 con Anne Douglass, y tuvieron dos hijos: Dorothy, que nació en 1913, y Clarence Douglass Dillon, nacido en 1905, que se graduó también en Harward, y que llegó a ser Embajador de EEUU en Francia con Eisenhower, y Secretario del Tesoro con Kennedy.
Clarence Dillon era un auténtico francófilo, y gran experto en los vinos de Burdeos, y a lo largo de su vida siempre mantuvo contactos de diversa índole con Francia. En 1929 adquiere una casa en Paris, donde pasa largas temporadas. En 1935 aparece por el sur de Francia para adquirir otro château vecino, pero al pasar por el Haut-Brion, decidió comprar el château con sus tierras. La compra se realizó el 13 de mayo de 1935 por 2.300.000 francos franceses. Clarence disfrutó mucho de este castillo: cazaba en sus tierras, montaba habitualmente a caballo, y además de ello, replantó el viñedo, fuertemente castigado por las plagas de finales del siglo anterior, y reposicionó el vino en los mercados internacionales.
Dillon disfrutó toda su vida del vino y del chateau, y al fallecer, en 1979, legó la propiedad (Domaine Clarence Dillon) a su nieta Joan, que se casaría con el príncipe Charles de Luxemburgo. Años más tarde falleció el príncipe, y Joan se casó con el Duque de Mouchy. En pocos años, el francófilo Clarence consiguió ser propietaro de una de las cuatro bodegas más importantes de Burdeos, tener residencia en Paris y emparentar con la más alta nobleza francesa.
El progreso hizo que el Chateau Haut-Brion quedase dentro del casco urbano, convirtiendo al Château Haut Brion en uno de los pocos viñedos urbanos del mundo. El viñedo del Chateau Haut Brion se encuentra en Graves, ( gravas, en español ) y es una subregión caracterizada por las abundantes gravas que hay en sus tierras, dispuestas en capas de diverso tamaño, que se formaron el emerger los Pirineos Occidentales, y están presentes en todas estas tierras y en gran parte de la región vinícola de Burdeos
Los vinos de Graves ya se habían hecho famosos en tiempos de Leonor de Aquitania, nacida en 1122, que fue Reina de Francia por su matrimonio con Luis VII y posteriormente casó en segundas nupcias con Enrique II de Inglaterra, convirtiendose entonces en Reina de ese país. Leonor fue siempre defensora de los vinos de Burdeos, y aún cuando abandonó su pais para ser Reina de Inglaterra, no dejó de beberlos y de importarlos a las islas británicas. El vino bordelés estuvo siempre presente en ambas cortes durante sus sucesivos reinados, y fue muy valorado en las grandes fiestas que Leonor celebraba, tanto en Francia como en Inglaterra.
El viñedo de Haut-Brion se asienta sobre un suelo formado por gravas gruesas de versos minerales, como cuarcitas rojas, ágatas oscuras, liditas negras y sïlice, de unos 6-7 cm de tamaño, formadas en el Pleistoceno. Debajo hay otro estrato formado por gravas más finas de cuarzo blanco, que tiene su origen en los detritos producidos al emerger los Pirineos Occidentales en la Era Terciaria, presentes en casi todo el viñedo de Aquitania.
El clima de esta comarca es muy adecuado al cultivo de los viñedos. Veranos cálidos y muy secos, y otoños benignos. Las primaveras soleadas favorecen la brotación y crecimiento del fruto, y el sol del verano su correcta maduración.
El viñedo se estructura con arreglo a las siguientes superficies de cultivo: aproximadamente un 45% del viñedo para el cultivo de cabernet sauvignon, un 37% de merlot y un 18% de cabernet franc, todas ellas necesarias para hacer el habitual coupage que caracteriza a los vinos de Burdeos.
Una vez vendimiada la uva, y tras el despalillado, se procede a su estrujado, que facilita la salida del mosto, la dispersion de las levaduras naturales que se encuentran en la piel, la oxigenación de las mismas, y posibilita la maceración con los hollejos, que formarán el sombrero de maceracion. Todo este proceso se realizaba en la antiguedad mediante el pisado de la uva, pero al realizarlo con estrujadora, se evita moler los granos, evitando daños al hollejo (partes sólidas de la uva), y sobre todo se evita romper las pepitas, que darían al vino un exceso de acidez.
En fases posteriores, la acidez se verá reducida por la fermentación maloláctica, en la que el ácido málico que contiene el vino, se transformará en ácido láctico, por acción de las bacterias presentes en el fruto, a diferencia de la fermentación alcohólica, que se produce por efecto de levaduras y no de bacterias.
Volviendo al estrujado de la uva, estas máquinas van conectadas a un aparato de bombeo que conducirá al mosto a los tanques de fermentación de acero inoxidable, donde se realizará una fermentación a temperatura controlada. Château Haut-Brion fue una de las primeras bodegas de Burdeos que utilizó cubas de acero inoxidable, ya en 1961.
Este proceso durará dos semanas, en las que el caldo ya se habrá impregnado de todos sus olores y colores, y tras el cual, se procederá al descube, es decir, la extracción del vino de la tina de fermentación. Posteriormente se hará la adición de vino de prensa, es decir, vino hecho al prensar los hollejos que se han sacado del depósito tras el descube, y posteriormente el "assemblage", con los vinos procedentes de las distintas uvas y parcelas.
Se criará en las barricas de roble nuevo durante unos 24 meses, realizando cuatro trasiegos al año, con la finalidad de oxigenar el vino y decantar los sedimentos. Posteriormente se hará un clarificado del vino, que eliminará los últimos sedimentos, y se procederá a su embotellado. El vino terminará su evolución en botella, y al cabo de unos diez años, se encontrará en su momento óptimo de consumo.
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