Año 1725. Un joven irlandés, Patrick Murphy, llega a tierras gaditanas, con el proyecto de montar un negocio de telares. Próspero hombre de negocios, Murphy ve pronto que el negocio está en el vino de Jerez, y decide iniciarse en él, fundando para ello una sociedad mercantil en 1730. Éste es el primer antecedente de las bodegas Domecq, y por ello usan esta fecha como hito fundacional, aunque las bodegas con el nombre Domecq no se fundan jurídicamente hasta 1822.
Poco más tarde, aparece también en Jerez otro empresario, un francés llamado Jean Haurie, que inicia en la ciudad su actividad comercial. Se conocen, y Murphy convence a Haurie de las posibilidades de los vinos jerezanos. Haurie abandona sus negocios y se pone a trabajar con Murphy en las bodegas. Codo con codo, van cimentando el negocio bodeguero, extendiendo la superfiice de viñedo plantado y ampliando n¡bodegas de crianza. Colocan su vino en el mercado nacional y consolidan inportantes vias de exportación, fundamentalmente a Inglaterra. En 1672 fallece Murphy sin descendencia y lega a su estimado socio Haurie todos sus bienes.
Haurie continua el negocio de los vinos, ampliando notablemente el patrimonio de la empresa, con adquisición de tierras y bodegas, y abarcando todas las fases del negocio: crianza, almacenaje, y exportación. Con el tiempo incluye en la empresa a sus sobrinos, pasando la sociedad a denominarse "Jean Haurie y Sobrinos", con la incorporación de eśtos al negocio: Juan José, Juan Pedro y Juan Luis, hijos de su hermano Pierre Haurie; Juan Carlos, hijo de su hermano Jean Pierre Haurie; y Pedro Lembeye, hijo de su hermana Marie, que se había casado con un noble francés llamado Arnaud Lembeye. A su vez, Pedro Lembeye tiene una hija llamada Catalina.
En 1794 fallece Jean Haurie, legando a sus cinco sobinos a iguales partes el negocio, con una obligación: deben crear una sociedad nueva, con duración de veinticinco años, o menos si fallecen cuatro de los cinco. En 1814 solamente sobrevive Juan Carlos, que continúa con la sociedad, ya casi en quiebra por la Guerra con Francia.
En 1816 llega a Jerez Pedro Domecq Lembeye, hijo de Jean Domecq y Catalina Lembeye, es decir, nieto de Marie Haurie, hermana del fundador.
Pedro Domecq Lembeye, en su condición de noble francés, había abandonado Francia por la persecucíon de la que era objeto la aristocracia por la Revolución Francesa de 1789.
Primero se había dirigido a Londres, donde trabajó en la sociedad "Gordon, Murphy & Co". Más tarde funda en 1809 la sociedad "Ruskin, Telford & Domecq" (uno de cuyos miembros es el padre de Ruskin, el conocido intelectual y crítico de arte) para la importacion de brandies y vinos jerezanos a Inglaterra y resto de Europa. Se hacen agentes exclusivos de "Jean Haurie y Sobrinos" en Inglaterra. Posteriormente, esta sociedad tomaría en 1865 el nombre de "Peter Domecq & Co.", como agente comercializador en Inglaterra de vinos y licores de diversa procedencia.
En 1818, Pedro Domecq adquiere a su tío Juan Carlos la firma "Jean Haurie y Sobrinos" y la tranforma en 1822 en la firma "Pedro Domecq".
Pedro Domecq Lembeye fue, pues, el primer Domecq que puso los pies en Jerez y quien dío nombre a la celebérrima bodega, y quien, con su incansable trabajo y dedicación, la situa en lo más alto del panorama vinícola jerezano. Adquiere nuevas tierras en los mejores pagos del viñedo jerezano, amplia las bodegas de crianza, abre nuevas vias de exportación. Recibe en 1823 la visita de Fernando VII, primera vez que un rey español visitaba unas bodegas, que lo nombra Gentilhombre de Cámara, Proveedor de la Real Casa y le otorga otros honores nobiliarios.
Pedro Domecq Lembeye tuvo cinco hijas, que se casaron con la más alta nobleza francesa.Con el tiempo, y la distancia, fueron desligándose del negocio familiar, en lo referente a su gestión. Por ello, Pedro dió a su hermano Juan Pedro Domecq Lembeye entrada en la firma, haciéndole socio, enseñándole el negocio y colaborando estrechamente en el mismo, para que fuera su sucesor.
Pedro fallece en accidente en 1839, y Juan Pedro le sucede en la dirección del negocio. Juan Pedro forma una sociedad a sextas partes con sus cinco sobrinas, que le venden sucesivamente su participación, hasta que en 1864 Juan Pedro tiene la titularidad única del negocio.
Durante su mandato, Juan Pedro adquiere al Marqués de Montana su Palacio en la Alameda Marqués de Domecq, convirtiéndose con el tiempo en punto de encuentro de los miembros de la Casa Domecq. Continúa la expansión de las bodegas. Juan Pedro no tiene descendencia, pero adopta a Juan Pedro de Aladro, que desarrollaría una gran labor en las bodegas.
Incorpora a su sociedad a su sobrino Pedro Domecq Loustau, que ya residía en Jerez y que había trabajado en Londres en "Ruskin, Telford & Domecq", y en "Peter Domecq & Co.". En 1869 fallece Juan Pedro Domecq Lembeye, siendo su legatario universal Juan Pedro de Aladro.
Pedro Domecq Loustau recibió el encargo de un cliente de elaborar 500 barriles de un aguardiente único y de extraordinaria calidad, sin reparar en tiempo ni gastos. Se pone a ello, y en dos años lo consigue. El azar acude en su ayuda cuando ese cliente que lo habia encargado manifiesta que no puede abonarlo. Pedro rescinde el contrato y ordena guardar el aguardiente en las barricas de roble envinadas que habían criado los vinos jerezanos ya vendidos. Cinco años más tarde, cuando realiza una prueba del mismo, constata que se ha formado un licor de sabor, color y aroma únicos.
Pedro ve inmediatamente las posibilidades de negocio. El nuevo destilado es de una calidad excepcional. Decide importar de Inglaterra más alambiques y maquinaria, y cuando tiene ya una solera suficientemente grande, lo lanza al mercado en 1874. con el nombre de Brandy Fundador. Es el primer Brandy de Jerez de la Historia, y también el primer brandy producido en España.
El brandy de Domecq tiene un éxito extraordinario, y se acumulan los pedidos, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Pedro Domecq Loustau dió un extarordinario impulso a la bodega, además de con la invención del brandy, con sus trabajos en el pago de Machamudo, uno de los mejores del Marco de Jerez, y la ampliación de las bodegas.
Es sin duda una de las figuras más importantes en la historia de la bodega e incluso de Jerez. Se casó con Carmen Núñez de Villavicencio, con quien tuvo 10 hijos, de los cuales sólo 6 sobrevivieron. Éstos fueron los primeros Domecq nacidos en España y deron lugar a las principales dinastías de la familia bodeguera. Con el tiempo, Pedro Domecq Nuñez de Villavicencio, se incopora a la bodega como el primer Domecq español.
Pedro Domecq Loustau, copropietario con Juan Pedro de Aladro de la empresa, falleció en 1894 y su esposa tomó la rienda del negocio y de la familia con gran acierto, mientras sus hijos eran demasiado jóvenes para hacerse cargo de la bodega. En 1920, el Rey Alfonso XIII le concedió a Carmen el Marquesado de Domecq D´Usquain, por su gran labor en favor de las bodegas y de Jerez.
Entretanto, la filoxera arrasa los viñedos desde finales del XIX hasta bien entrado el XX, llegando incluso al Sur de España, causando un enorme perjuicio a todas las bodegas españolas. Sus consecuencias se notarán durante varias décadas. Alfonso XIII, mostrando su preocupación por ello, visita las bodegas Domecq en 1904 y 1915
Juan Pedro de Aladro falleció en 1914 sin descendencia. Su viuda. al no tener heredero, vendió a la empresa, la parte correspondiente a su marido. El timón de la firma pasa a los hijos de Pedro Domecq Loustau: Pedro Domecq Nuñez de Villavicencio, Marques de Domecq, dirige la empresa en los años veinte, con sus hermanos Juan Pedro, José y Manuel. copropietarios de la bodega.
En esta década, la bodega experimenta una gran expansión, consolidando un alto volumen de negocio, lo que les permite iniciar las dos grandes actividades secundarias de los Domecq: el caballo y el toro. Pedro comienza a desarrollar la cría del caballo, centrando su actividad en las razas española-cartujana y árabe-andaluza. Usando siempre caballos de la mayor pureza de raza, obtuvieron un gran prestigio en el mundo del caballo, constituyendo además uno de los símbolos de Jerez.
Al mismo tiempo, Juan Pedro Domecq Nuñez de Villavicencio inicia la cria de toros de lidia. Adquiere en 1930 la ganaderia del Duque de Veragua, descendiente de Cristóbal Colón, y 4 sementales al Conde de la Corte, llamando a su ganadería "Juan Pedro Domecq".
Incorpora al hierro la "V" de Veragua, cuya ganadería data de 1730. Con estas reses de gran pureza, constituye una de las más prestigiosas ganaderias de España. El primer "juanpedro" fue lidiado en Cádiz el 5 de Abril de 1931, y ese mismo año ya son lidiados en Las Ventas, con indulto del toro "Hortelano".
Sus descendientes continuarán esta senda de éxitos. Juan Pedro Domecq Díez consolidará la ganadería que fundó su padre en lo más alto del planeta taurino, criando sus reses en la finca familiar "Lo Alvaro" Los toros de "Juan Pedro Domecq" se lidian en los principales acontecimentos taurinos de la Maestranza de Sevilla, Las Ventas en Madrid, y en las principales plazas de España y América Latina.
Su hermano, Alvaro Domecq Díez, relanzará el arte del rejoneo, y será uno de los mejores rejoneadores de su época, Debuta en 1935 y toreará hasta 1950, en que se retira para desarrollar funciones públicas. Dedica parte de sus beneficios como rejoneador a la Obra Social Oratorio de Jerez, para niños necesitados, y a construír cuatro escuelas en Jerez. Fue alcalde de Jerez entre 1952 y 1957, y Presidente de la Diputación de Cádiz entre 1957 y 1967, alternando estos cargos con su labor como Procurador en Cortes. y siendo siempre un gran benefactor de la ciudad.
Orgánizó gran cantidad de espectáculos benéficos, cuya recaudación iba destinada a socorrer a los más necesitados, en esa época de tanta pobreza en España, recibiendo por ello la Cruz de la Beneficencia. Recibiría también la Orden del Mérito Civil, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica y la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio.
Además emprende la cría de ganado de lidia, formando una ganaderia propia a la que llamará "Torrestrella", una de las más importantes en el panorama taurino actual. Alvaro Domecq crea un encaste propio, con caracteres muy definidos, y sus reses se lidiaran en la smejores plazas del planeta taurino
Gran conocedor e investigador del toro, fue pionero en la inseminación "in vitro", que luego adoptaron otras ganaderías. Solo reaparecería en los ruedos en 1959 para dar la alternativa a su hijo Alvaro Domecq Romero en el Puerto de Santa María, y en 1988 para dar una simbólica alternativa a su nieto Luis Domecq Domecq en Ronda.
Falleció en 2005 y en Jerez, ciudad de la que es Alcalde Perpetuo, declararon tres días de luto. En su ciudad natal, se alza un monumento a su memoria, a lomos de su caballo. Muchas calles y plazas en Andalucia recuerdan su nombre. Un autentico caballero andaluz.
Alvaro Domecq Romero, hijo de Alvaro Domecq Díez, sigue la carrera de rejoneador con gran éxito y notoriedad, y funda en 1973 la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Institución consagrada a la enseñanza de la doma clásica y la conservación del caballo andaluz, tiene su magnífica sede en el Palacio del Duque de Abrantes. En ese año, Juan Carlos de Borbón, aún siendo Principe, le otorga el "Caballo de Oro", máximo galardón que se concede anualmente en el mundo ecuestre, por su dedicación y labor en favor del caballo andaluz.
Se retira en 1988 para dedicarse a la ganadería de lidia y al caballo andaluz. En 1994 la bodega es vendida al grupo Allied Lyons. Pero Alvaro Domecq no quiere abandonar la actividad bodeguera, tan ligada a la familia y de la que tanto saber y experiencia atesora, y en 1999 adquiere a Pilar de Aranda sus antiguas bodegas del XVIII. Se anuncian a nombre de "Bodegas Alvaro Domecq, S.L." y comienzan a criar vinos jerezanos de gran calidad, desde el Fino La Janda, hasta el Pedro Ximénez 1730.
De nuevo el celebérrimo nombre de Domecq aparece ligado a la historia bodeguera de Jerez. En el año 2007 da entrada en el accionariado al grupo Inveravante, obteniendo con ello un gran respaldo financiero. No nos extrañaría ver pronto una nueva aventura bodeguera a nombre de Domecq, y sería una lástima que no se aprovechase tan larga tradición de saber hacer bodeguero y señorío, con un sólido compromiso con la calidad y la autenticidad.
Retrocedamos a la generación anterior. Juan Pedro Domecq Solís, hijo de Juan Pedro Domecq Díez, continuaría la empresa ganadera de su padre, situándola en las principales plazas de España y Sudamérica, y alternándola con la cría del cerdo ibérico y la consolidación de una gran empresa de jamones y embutidos ibéricos con el nombre "Juan Pedro Domecq." de gran éxito y prestigio comercial, tanto a nivel nacional como internacioinal.
Al fallecimiento de Juan Pedro Domecq Solis en 2011. le sucede al frente de sus empresas de ganado de lidia y jamones ibéricos su hijo Juan Pedro Domecq Morenés.
En un rápido resumen en la gerencia de las bodegas Domecq, anotamos que tras Pedro y Juan Pedro Domecq Nuñez de Villavicencio, dirige en los años treinta la bodega Pedro Domecq Rivero, asistido por sus primos Pedro Domecq Gonzalez y Pedro Soto Domecq.
En 1941 Pedro Domecq Rivero lleva a cabo la transformación de las bodegas de Sociedad Regular Colectiva en Sociedad Anónima, consolidando una gran expansión en el mercado nacional. Pedro y Jose Ignacio Domecq González potencian el mercado europeo y americano, incorporando tecnologías de vanguardia en sus empresas en América Latina.
En los años cincuenta, importantes desequilibrios en las economías de America Latina hacen reorientar la actividad de las bodegas, Jose Ignacio Domecq inicia la elaboración y supervision de brandys en México, Argentina, Colombia, Venezuela y Brasil.
En los años sesenta y setenta experimenta la bodega una gran expansión comercial, sobre todo en España e Hispanoamérica, en un contexto de gran crecimento económico de nuestro pais.
En los ochenta se produce la incorporación del Grupo Mora-Figureoa al accionariado de Domecq, y se inician los procesos de diversificación e incorporación de nuevas marcas.
En los noventa, la incorporación del grupo DYC y de Terry, llevan al grupo Domecq a los mejores resultados económicos de su historia.
En 1994, la multinacional británica Allied Lyons, que ya estaba en el accionariado, adquiere la totalidad de Domecq, pasando a llamarse Allied Domecq. constituyendo uno de los primeros grupos mundiales en el sector de vinos y bebidas.
Ya que fueron los Domecq los inventores de los brandys, empecemos por éstos..
FUNDADOR
Domecq elabora desde 1874 el brandy Fundador, el primer brandy español que se lanzó al mercado y el primer brandy de Jerez que se hizo. Ya lo tomaba Fenando VII. Aún se conserva una bota de aquellas 500 que elaboraron el primer brandy en 1874, firmada por Alfonso XIII. Color ambar,, fragante, limpio, amaderado y elegante, de suave persistencia. Su nombre, en homenaje al fundador de las bodegas Domecq, Pedro Domecq Lembeye.
CARLOS III.
Brandy Solera Reserva, de más larga crianza que el Fundador. Los mejores destilados, criados en barricas de roble americano, y con una segunda crianza en botas envinadas de Pedro Ximénez. Ambar con destellos dorados, muy fragante, con notas de vainilla, toffee, torrefactos y suaves matices amaderados.
CARLOS I.
Brandy Solera de Gran Reserva.
Muy larga crianza, en las más antiguas soleras envinadas. Toma unos tonos ambar hacia caoba, con cuerpo, redondo, pleno, con matices de pasas, cacao, miel y torrefactos.Uno de los mejores brandys de Jerez, con el Cardenal Mendoza y el Conde de Osborne.
Hemos traído a este blog la preciosa botella antigua, aunque en la actualidad se presenta en esta otra, también de gran elegancia.
Se completa la gama con el Carlos I Solera Imperial, con crianza de quince años en las más antiguas soleras de Domecq. Excelente brandy color ámbar oscuro hacia caoba, de aroma fino y elegante, notas de pasas, ciruelas, vainilla y torrefactos, muy redondo, con suaves notas de viejas maderas.jerezanas.
Y sigamos con los vinos.
Fino La Ina.
En el siglo VIII, las tropas del rey Don Rodrigo acamparon en unos llanos próximos a Jerez, para acometer la batalla contra las tropas de Tarik, que llegaban desde el norte de Africa. Los árabes iniciaban la conquista de la península derrotando a los godos en la batalla de Guadalete, al grito de "a hina" -al ataque- en el 711. De aquí viene el nombre de La Ina, con el que quedaron bautizados aquellos llanos. Aún subsiste el pago de La Ina, regado por el Guadalete, dentro del término municipal de Jerez de la Frontera.
En estas tierras y otras adyacentes se cultiva la uva palomino con que se hace el Fino La Ina. Presenta un color pajizo claro, muy seco, redondo, con notas almendradas y salinas, ligeramente punzante, con final largo y persistente. Un fino clásico de mucha categoría.
Amontillado Botaina.
Este vino toma su nombre del viñedo del que era primitivo propietario Antonio Botaina, de donde procedían las uvas con que se hacía este amontillado. Tras una crianza biológica bajo velo en flor, se le da una segunda crianza en ausencia de velo, en fase oxidativa, en la que el vino toma tonos más oscuros y su bouquet se incrementa. Muy fragante, con notas de nueces, orejones, naranja amarga, ligeramente salino. muy largo y persistente.
Oloroso Rio Viejo.
Para el consumo familiar, los Domecq eligen la añada de 1918 por ser de excepcional calidad en el pago de Machamudo. Juan Pedro Domecq poseía una magnífica finca llamada Río Viejo a orillas del Guadalete, donde los Domecq reunían a sus amistades y les ofrecían el magnífico oloroso del 18.
Este hecho hizo que aquel vino fuese conocido como "el vino del Río Viejo", y así se reservaron aquellas soleras de 1918 para elaborar el Oloroso Rio Viejo. Tras la crianza biológica, larga crianza sin velo en fase oxidativa, que da a este vino un color ámbar oscuro con tonos cobrizos, notas de almendra tostada, maderas jerezanas, fruta desecada, con mucho cuerpo, muy redondo y fragante
Oloroso viejo La Raza
En 1892, Domecq decide elaborar un vino para conmemorar el 400 aniversario del Descubrimiento de América. Para ello, designa unas soleras para criar este vino, por el tradicional sistema jerezano de soleras y criaderas. El vino se presenta el Doce de Octubre, coincidiendo con el Día de la Hspanidad, y día del Descubrimiento, y se le bautiza con el nombre de La Raza, en homenaje a la riqueza cultural que supuso el mestizaje de razas a que dió lugar, y a aquelllos hombres extraordinarios que lo consiguieron. Causó admiración en la Exposicion Universal de Sevilla de 1929, donde ya "llovieron los pedidos" de los dos lados del Atlántico.
Es un oloroso dulce muy viejo, de color caoba, con matices pasificados, notas de larga crianza en maderas jerezanas, toffee, regaliz, torrefactos, miel, muy redondo y persistente
Venerable PX
Es un Pedro Ximenez de larga crianza, con el sello VORS ( Very Old Rare Sherry: muy viejo y escaso Jerez) que certifica una crianza de 30 años o más en botas jerezanas. El otro sello que otorga el Consejo Regulador es V.O.S. (Very Old Sherry), que certifica una crianza mínima de 20 años.
Criado en soleras de 1902, es un vino de color caoba oscuro con las notas propias de larguísima crianza, de pasificación, tostados, caramelo, yodo, maderas muy viejas, cacao, muy redondo y persistente, de gran cuerpo, oleoso, aterciopelado.
Sibarita PX
Es otro Pedro Ximenez VORS.
En el caso de este vino, la uva Px de que está hecho viene del pago de Machamudo, que se ubica en la mejor zona de viñedos del Marco. La solera de Sibarita se halla en la antigua bodega El Molino, donde aún se hallan las botas fundacionales de Domecq, de 1730, con 285 años. Allí se cría este extraordinario vino, en soleras de 1792, envejecido durante décadas, bajo los más expertos cuidados, para llegar hasta nuestros dias. Cabe decir que este vino merece un monumento en una plaza de Jerez.
Amontillado 51-1ª
Es un amontillado muy viejo. También con la certificación VORS. Criado en soleras de 1830, con envejecimiento superior a treinta años.Es uno de los vinos más escasos y preciados de Jerez. Color ámbar hacia topacio, ribetes dorados, capa media, compleja fase olfativa plena de aromas, matices de avellanas, regaliz, miel, maderas finas, untuoso, aterciopelado, estructurado y persistente.
Capuchino
Es un jerez palo cortado. ¿Que es un palo cortado? La definición no es fácil. El Consejo Regulador de Denominación de Origen Xéres-Jerez-Sherry, lo define como un vino que aúna la delicadeza y finura en nariz del amontillado con la estructura y redondez de un oloroso. Es una definición organoléptica, y no sienta cátedra sobre su elaboración. Con lo valorados que está ahora mismo estos vinos, con la consiguiente demanda, muchas bodegas se han apresurado a ofertar esta variedad, aunque en ocasiones por procedimeinto poco ortodoxos. Pero, ¿cual es el procedimiento auténtico?
Una vez introducido el vino en la bota y encabezado (con el alcohol de adición ya incorporado y elevada la graduación a 15º), el capataz practica una prueba, y las botas que presentan el suficiente grado de finura, limpidez y pureza para elaborar fino (jereces secos) son marcadas con una tiza con una raya o "palo" en sentido vertical. Cuando una bota, por diversos motivos, se aparta de estos caracteres de finura y limpidez, es señalada con la tiza con un palo que "corta" al palo con que inicialmente había sido señalada esa bota. De ahí el nombre de "palo cortado". Los motivos pueden ser varios: especiales particularidades que se presentan en la bota, fluctuaciones en el velo en flor, predominio de ciertas cepas de levaduras en la flor, etc, pero se presentan espontáneamente, sin que el hombre las provoque. En este caso, la bota se "reencabeza" hasta los 17 o 17,5 grados, con lo que desaparce el velo, y se destina a la crianza oxidativa,, en que el vino se torna más oscuro y con los matices que da el envejecimento en fase oxidativa. Si posteriores catas de esta bota denotan que el vino debe ser de nuevo "corregido", se reencabeza de nuevo otra vez, o más veces, dando lugar a la definición "dos cortados", "tres cortados", etc.
Se trata así de un vino que surge "cuando quiere", aunque también se puede provocar, sin que ello sea óbice para hacer un excelente vino.Pero algunas bodegas, ante la actual demanda y valoración de estos vinos, ofertan como palos cortados lo que antes anunciaba como olorosos o amontillados. El proceso de elaboración y crianza es muy parecido y son muchos los que se aprovechan de la ignorancia mayoritaria del gran público ante estos vinos, muy poco conocidos y escasos hasta hoy.
Domecq nos ofrece esta maravilla embotellada, también con la certificación VORS. Criado en soleras de 1790, de color caoba brillante, potentes aromas avellanados, matices de maderas jerezanas muy viejas, delicado y punzante en nariz, como los buenos amontillados, con cuerpo y vinosidad como los buenos olorosos, paladar seco, equilibrado. elegante y muy persistente.
Aunque el capital sea extranjero, en Domecq se siguen haciendo las cosas como se hacían hace casi tres siglos, con su compromiso de calidad y autenticidad. Los tiempos cambian y el dinero cambia de manos, pero en el recuerdo está siempre la memoria de estos verdaderos señores, que vivieron como reyes y entre reyes, sin por ello perder su sencillez y su contacto y ayuda a los más humildes trabajadores y personas necesitadas.
Los millonarios de hoy, una vez consolidada su fortuna, miran al ayer. Una vez conseguido el nivel económico, se intenta obtener relieve social. Adquirir tintes aristocráticos, y seguir los pasos de aquellos caballeros que hicieron de la profesión bodeguera un arte y una forma señorial y a la vez placentera y divertida de vivir. El señorío no se improvisa, pero les honra seguir su senda y haber tomado tomado este ejemplo y no otros. Bienvenidos sean.