Vamos acercándonos al Barrio Bajo y alejándonos un poco del Barrio Alto, para volver más tarde, pues el clima anima a situarse cerca del mar y de las tabernas que ofrecen sus exquisitos manjares. Nos dirigimos a uno de los bares más míticos de Sanlúcar y en el que hay que recalar, en un momento u otro, para disfrutar de los más autóctono del mundo tabernario sanluqueño.
Vamos a la Taberna Der Guerrita, que se ubica en la esquina que forman las calles San Salvador y Rubiños, con puertas a ambas callejuelas de este Barrio Bajo sanluqueño. En este lugar abrió en 1978 Manuel Guerra Rodríguez, una taberna con su esposa, Mercedes Monge, tras ser arrumbador durante muchos años en las Bodegas Delgado Zuleta, proveedores de la Real Casa desde tiempos de Alfonso XIII..
Después de mas de treinta años de éxito tabernario, su hijo, Armando Guerra Monge, toma en 2011 la rienda del establecimiento, y decide ampliar el negocio con tienda de vinos, a la que sumó una sala de catas, con el beneplácito de la afición.
Después de todo, ¿qué mejor lugar para comprar vino, que aquel en que lo puedes probar?. Y, ¿quién mejor para venderlo que aquel a quien conoces y es de tu confianza, y sabe de vino, no siendo un mero vendedor de vinos? Este es un lugar para los amantes del vino de Jerez en todas sus variedades, y aquí se pueden encontrar todos los que uno quiera encontrar y alguno más
Armando, con una larga experiencia profesional, tras sus estudios en Madrid de viticultura y enología, se ocupa personalmente de este especialísimo lugar, donde se pueden pasar momentos inolvidables y catar lo mejor de la enología andaluza. Puede comprar aquí los vinos que ha probado, difíciles algunos de ellos de encontrar en otro establecimiento, y llevárselos a casa, para recordar aquellos momentos en la sala de catas que no muchos mortales han experimentado. Organiza un calendario de catas todos los años para dar a conocer las novedades y los vinos que están en lo más alto cada año.
Pero no terminan ahí las excelencias de la casa, porque al mando de los fogones se encuentra otro hijo de Manuel Guerra, Quino, que demuestra todos los días saber tanto de cocina como su hermano sabe de vinos. Magnifica bodega y magnífica cocina, maridaje perfecto entre vino y comida, placer sublime.
Lo mejor es venir con tiempo, y algo de dinero, y saborear algunas de las joyas enológicas que Armando guarda celosamente, e ir catando las diversas variedades de la manzanilla, perfectamente conservadas, y en su temperatura de servicio, y sabremos entonces que estamos en uno de los mejores sitios de todo el Marco de Jerez para saborear sus manzanillas y finos, y toda la gama de jereces desde el amontillado y oloroso al palo cortado, y al Pedro Ximénez, y a los medium y cream.
Cuando salgamos de allí nos espera un acogedor comedor, donde vamos a saber de lo que es capaz Quino. Como entrante podemos degustar unas magnificas chacinas ibéricas, quesos viejos y una sublime mojama de atún de almadraba de Barbate. El uso de la plancha es simplemente magistral, dándole a sus platos un punto perfecto, tostado por fuera, poco hecho por dentro, como ocurre con las rodajitas de solomillo con la salsa del día, o el filete de atún vuelta y vuelta.
Pero es en los guisos donde Quino destapa el tarro de las esencias, como es el caso de los chocos con garbanzos, el cazón a la marinera, el estofado de toro con papas. o las costillas adobadas, alcanzando también altisimos registros en las frituras, con un perfecto rebozado en harina de garbanzo, y un punto de fritura perfecto en las acedías, las pijotas, los boquerones, los chocos y todos los pescaítos que el mar nos da. Encontraran gran variedad de aliños, salpicones, vinagretas y escabeches, como los pulpitos cabezones al aliño, el atún escabechado con emulsion de tomate, la.ensalada de tomate con queso de cabra de la Sierra de Cádiz, o el aliño de palometa ahumada, todos exquisitos.
Y para postres, todos caseros, pidamos el tocinillo de la casa, auténticamente sublime, así como el arroz con leche o el pudin de frutas,.y acompañemoslo con una copa de Pedro Ximénez.
Si quiere ir a una casa de comidas (casi se ha perdido esta denominación, lamentablemente) de las verdad, con una bodega de sacarse el sombrero, no deje de vistar esta taberna. para beber bien y comer bien en Sanlúcar, donde goza de merecida fama.
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