En esta ocasión, cambiamos el típico local donde lo que importa es lo que hay en plato, sin darme la menor importancia a la decoración del local, exceptuando las normas basicas de higiene y funcionalidad, por otro de los que nos cautiva nada más entrar, por su estética, su antigüedad, su categoría. Y además se come muy bien. Que duda cabe que lo que más importa es ésto último, pero, la verdad, si se le pueden añadir valores de estética, confort, buen gusto, historia y sedimento, mucho mejor. Si un local lleva abierto casi 100 años, algo habrán hecho bien. Soy defensor de lo antiguo, que es lo bueno ennoblecido por el paso del tiempo.
Vamos a Casa Palacios, en el barrio del Porvenir. Este establecimiento, como El Rinconcillo y algunos otros en Sevilla, empezó su andadura como ultramarinos finos, en 1926, reconvirtiéndose con el paso del tiempo en bodega.
En 1929 se celebraría la Exposición Universal de Sevilla, magno acontecimiento de magnitudes planetarias, y en los años anteriores muchos habián acudido a Sevilla buscando una oportunidad. En buena parte, el barrio del Porvenir se creó en torno a dicho acontecimiento.
Casa Palacios fue fundada por Blas Palacios, natural de Soria y emigrado a Sevilla con motivo de la Expo 29, y tras él, su hijo Severo Palaciós y su nieto Juan Palacios han llevado la rienda del negocio.
En barra el jamón lo sirven en un sencillo papel de estraza, pues este magnífico producto no necesita otras solemnidades ni adornos.Echen un vistazo al color de la caoba, en la foto, la auténtica caoba cubana, la mejor que existe. Hoy día se mantiene el servcio de ultramarinos finos, acudiendo cotidianamente los clientes fieles a llevarse sus ahumados, chacinas ibericas, vinagres finos de Jerez, quesos añejos y otras exquisiteces. Ultramarinos finos, bodega de categoría, noble historia y sedimento de buen comercio por los cuatro costados. Lo que Sevilla ha sido y nunca dejará de ser.
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