Emilia Fuentes fue una de esas manipuladoras que, una a una, elaboraban artesanalmente las anchoas: poniendo el bocarte en sal muera, descabezándolo y limpiandolo, poniendolo en salazón en barril, cortando cada uno en filetes y envasandolo con aceite. ¿Cuantas anchoas habrá hecho? Seguro que muchas.
Pero en los ochenta Emilia decidió establecerse por su cuenta y montar su propio negocio de anchoas. Conociendo bien todo el proceso productivo, Emilia ha montado una empresa conservera y ha pociconado muy acertadamente su producto en el marcado.
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