jueves, 6 de abril de 2017

FERIA DE ABRIL EN SEVILLA





El último domingo de abril comienza la feria de Sevilla. Miles de bombillas se encenderán en la noche del sábado 29 y nos dirán, sin palabras, que no hay una ciudad como Sevilla en el mundo entero Se comerán toneladas de pescaíto frito, se beberán miles de copas de fino y manzanilla, y comenzará el "jaleo".


En sus inicios, la Feria de Sevilla era un feria de ganado, a la que acudían multitud de tratantes, principalmente de caballos, para vender sus animales o adquirir otros. Tratos entre caballeros que tratan con caballos, contratos de palabra que se firman con un apretón de manos. Y con un buen fajo de billetes en el bolsillo.

Compras y ventas que se pagan con dinero en efectivo, que puede ser contado por el perceptor del fajo y en presencia del pagador, de ahí el término "al contado".  Y luego se retiran a sus carretas, que son sus hoteles ambulantes, para descansar. Estas carretas se dispondrán todas reunidas, unas al lado de otras, para facilitar la seguridad y estar a resguardo de ladrones de caballos o de dinero, para poder dormir sin ser asaltados, estableciéndose diversas guardias cada noche.




Y como la carreta era un tanto incómoda e iban a estar varios días de feria, muchos llevaban en sus carretas unos palos y unas telas, y con ellos armaban una caseta, donde ponían sus colchones y esterillas, y también montaban una pequeña mesa con unos taburetes, donde poder reunirse con su gente y comentar cómo fue el negocio.



Pero antes de acostarse habia que comer un poco y beber un poco, si el dia de negocio habia sido bueno, y si no lo había sido, con más motivo. Y se abrían unas botellas de manzanilla, y unos entraban en la caseta de los otros a tomar una copa.


Y se sentaban con los chalanes de las otras carretas, y compartían vino y viandas. Y como muchos habían acudido a la feria acompañados de sus mujeres, éstas participaban tambien del condumio y de la fiesta Y después alguien sacaba una guitarra, y se cantaba y se bailaba, y éste es el origen de la Feria de Abril de Sevilla, la feria más famosa del mundo.


Ya en el siglo XIII, el Rey Alfonso X estableció, el 18 de Marzo de 1254, dos ferias en Sevilla: una en el mes de abril y otra en el mes de septiembre, llamada feria de San Miguel, ambas de carácter mercantil.  A estas ferias acudían incluso mercaderes extranjeros, muchos de los cuales traían sus mercancías en barco, para lo cual se establecieron varios puestos de control de mercancías y aduanas, situados en el Guadalquivir, y en algunos puntos estratégicos de las rutas terrestres.


Pero el antecedente que puede considerarse el origen de la "oficialidad" de la actual Feria de Abril, data de 1854, cuando don Narciso Bonaplata y don Jose María de Ybarra elevan una solicitud al Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, el 25 de agosto de ese año, proponiendo una feria agrícola y ganadera. Y el ayuntamiento sevillano contesta el 17 de septiembre del mismo año con un escrito firmado por su alcalde, el Conde de Montelirios, aprobando la celebración de la feria.


Se señalan en el escrito, para esta feria, los días 18, 19 y 20 de abril. El motivo del señalamiento de estas fechas, es que la Feria de Sevilla se celebrase a continuación de la Feria de Carmona y justo antes del inicio de la Feria de Mairena del Alcor, ambas localidades tambien sevillanas, pues los mercaderes iban de una feria a otra con sus mercancías, y se impedía así que unas se solapasen con las otras, estableciendo de este modo un calendario comercial de gran importancia en tierras sevillanas.


Se siguen todavía algunos trámites burocráticos, que terminan con el Real Decreto de Isabel II, el 5 de marzo de 1847, autorizando la celebración de la feria. Ese mismo año se celebró la primera feria "oficial", en esas fechas. Permanecería con una duración de tres días hasta 1913, en que el ayuntamiento sevillano amplió la duración de la misma a cuatro días, y en 1952, a seis días.




Las fechas de celebración actuales varían de año en año, pues se establece como mínimo una semana de separación entre la Semana Santa y la Feria de Abril, estando, pues, ésta condicionada a las fechas de celebración de aquélla, aunque normalmente son dos semanas de separación. Salvo cuando ello provoca que la feria empiece en Mayo, en cuyo caso se pone sólo una semana de separación, contada desde el domingo posterior a semana santa.



Las casetas eran incialmente para albergar el ganado, así como para darles alimento y para asearlos para la venta, además de delimitar así su propiedad, evitando que los animales se alejaran  y alguien se apropiase de ellos. Eran casetas grandes, con espacio suficiente para todo ello. Y otras casetas eran para los tratantes y sus familias, eran las tiendas que se levantaban junto a las carretas, y eran de menor tamaño, a menudo de colores vivos o muy adornadas.




En el año 1849 se montó la primera Caseta del Ayuntamiento. con la finalidad de informar y mantener el orden público. El aumento de la afluencia de gentes con capacidad adquisitiva propició la aparición de las casetas destinadas a bar o servicio de comidas. El ayuntamiento expide las primeras licencias para casetas destinadas a bar en 1850.




La afluencia de público es cada vez mayor, y en 1858 ya hay 120 casetas, y en el año siguiente hay más casetas dedicadas a bar que a mercado. La fiesta va ganando terreno al mercado.  Algunas ferias tienen todavía gran afluencia de ganaderos a comienzos del siglo XX, por celebración de mercados ganaderos y exposiciones locales simultaneos a la propia feria, y ya a mediados de este siglo XX,  pierde su carácter mercantil y adquiere un carácter exclusivamente festivo


En cuanto a su localización, la feria pasó de su antigua ubicación en el Prado de San Sebastián, a celebrase a partir de 1973 en el Barrio de Los Remedios, asignándosele una superficie de 64.000 metros cuadrados, que con el tiempo pasó a ser de 275.000. En la actualidad, más de mil casetas comparten este recinto ferial.


El tránsito de vehículos a motor está prohibido en el Real de la Feria, exceptuando coches de policia, bomberos, ambulancias y coches oficiales. Lo normal para acceder a la feria es ir andando, o bien en los carruajes que se ofrecen como servicio público, con sus cocheros uniformados al estilo sevillano, o en los carruajes o caballos de propiedad particular, que se engalanan para la ocasión.