martes, 30 de junio de 2015

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: LA TABERNA DE PEPE



Seguimos en el Barrio de la Alfalfa, y visitamos otro de los bares donde únicamente se va a beber. Se la conoce como la Taberna de Pepe el Muerto, por su carácter tranquilo. pero como no le gusta que le llamen así, le llamaremos Taberna de Pepe. No la busquen por un nombre ni por otro, pues no hay cartel alguno. Encamínense al 33 de la calle Boteros y allí la encontrarán. Sí, es esa. Ni siquiera el número de la calle. Tras esas persianas repintadas, con la única decoración que unos ocasionales grafiteros la han obsequiado, está la original taberna.


Casi a oscuras, sin apenas iluminación, aparece el interior del local, presidido por una antigua barra de mármol blanco que ya ha perdido este color. Tras ella, dos grandes botas jerezanas que aún lucen bastante bien. El local es indiscutiblemente rancio. Azulejos que en su día fueron blancos y hoy han tomado un tono hueso. Paredes llenas de "sedimento" que el tiempo ha depositado en ellas, haciendo sutiles dibujos. Algunos han visto la cara de Jesucristo en ellas. Se percibe "la pátina del tiempo" en soleras, paredes y techumbres. Pero es lugar de culto entre el ambiente tabernero sevillano, que acude en peregrinación a este bar desde hace décadas.


¿A qué hora abre? Nadie lo sabe. Usted vaya, quizá esté abierto, y tomése unas cervezas. pero no se sorprenda si, al cabo de un rato, Pepe, con cualquier pretexto, decide cerrar.Nadie sabe tampoco a qué hora cierra.  Ese es otro de sus encantos: no todos consiguen tomar algo en este bar. Pero no se preocupe: los vasos están muy limpios y tiran perfectamente la cerveza Cruzcampo, otra de sus señas de identidad. Si usted, como buen cervecero, decide ir al aseo, deberá hacerlo pasando por debajo del mostrador.



También puede tomarse cubatas de Centenario Terry por el módico precio de dos euros, teniendo pues, el combinado de brandy de Jerez con la cola estadounidense una relación calidad-precio sin igual. O el cubata de Gin Rives, combinando la ginebra de origen Osborne con la norteamericana cola, por el mismo precio. Aquí acuden a tomar la penúltima muchos jóvenes noctámbulos sevillanos. ya de madrugada. Pese a todo lo expuesto, no se lo pierda.


TABERNA DE PEPE

C/Boteros, 33
Barrio de la Alfalfa
Sevilla

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: LA MINA


Despues de un repaso por la gastronomía sevillana, a la que más tarde volveremos,vamos a detenernos en esos lugares donde sólo (y "casi ná") se va a beber. Estos lugares tuvieron sus antecedentes en los antiguos despachos de vino y aguardientes, cuando se llevaba el vino a casa en pellejos, o bien en el envase que habíamos traído para que nos lo rellenaran.


Fueron épocas de gran escasez económica, donde no todos se podían "ir de vinos", y se llevaba el preciado líquido a casa para catarlo allí. Sólo unos pocos privilegiados podían arrimarse a la barra de una bodeguita y pedir una bebida aquí y otra allí.Y menos todavía los que podían acompañar la bebida con tapas, raciones o condumios varios. Estos despachos de vinos proliferaron en todas las ciudades, llegando algunos con el tiempo a habilitar una zona del local para consumo en su interior, pasando de mero despacho de vinos a taberna.


Otras veces, eran las bodegas productoras las que abrían estos establecimientos para dar a conocer sus vinos, o para distribuirlos en otra ciudad.  Las bodegas de categoría cuidaban de que el vino estuviera en botas (barriles) en las condiciones óptimas de temperatura, humedad e iluminación, constituyéndose en auténticas bodegas de envejecimiento  donde se podía consumir vino. Eran, pues, una prolongación de la propia bodega, cuando sus instalaciones no eran suficientes para criar todo el vino producido en una cosecha. En este caso, este hecho se hacía constar en la etiqueta.



Muchos de estos locales añadieron después el condumio a su oferta, convirtiéndose con el tiempo en bodeguitas, algunas de las cuales subsisten y hemos comentado aquí. Tenían pues, buena base para ser lo que hoy son. Y otras son más humildes y menos antiguas, pero tienen su rollito. Y también surgieron pequeños despachos de vinos y tabernitas, sin otro propósito por parte de su dueño que subsistir e ir ganádose la vida poco a poco. Vamos a comentar algunas de estas simpáticas bodeguitas


Empecemos por "La Mina",  bodeguita abierta en 1909 en el 7 de la Cuesta del Rosario sevillana, en el Barrio de La Alfalfa, Este es un lugar de paso de antiguas cofradías y hemandades sevillanas, y buen lugar para ver los pasos procesionales. Al frente de ésta, se halla el popular Agapito, al que distinguirán por su lápiz en la oreja. Aquí se viene, no a leer el periódico, sino a tomar cerveza Cruzcampo y a beber vino. Si no es éste su propósito, no pase por aquí. La cerveza Cruzcampo, que tiene sus orígenes en la casa Osborne, estará perfectamente tirada y no tardará en pedir otra, sobre todo si nos hallamos en los meses cálidos. Y el fino o la manzanilla estará muy fresco, en su temperatura de servicio.


Y si estamos en temporada, pueden acompañar la bebida con una tapa muy sevillana: los caracoles, o una variante suya, mas ancha y plana, que son las cabrillas. Debo decir que a mi no me gusta esta tapa, pues creo que todo el mérito de este plato está en la salsa, sin que el bicho merezca grandes aspavientos. Pero en esta casa los ponen muy buenos, de los mejores de Sevilla, y fue uno de los pioneros en ofrecerlos.



Por lo demás, el local tiene mucho encanto.Una pequeña pero muy concurrida terraza, un pequeño toldo bajo el que se halla la puerta de entrada, una pequeña barra y un pequeño pero simpático local, con las paredes adornadas con fotos y cuadros de pasos procesionales y cofradías varias. Aquí todo es diminuto, menos la simpatía de su dueño y la calidad de finos, manzanillas, cervezas y caracoles.

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: CASA RICARDO


Esta taberna fue fundada, en 1898, por Antonio Artiante, en un local unificado de la calle la calle Panecillos, 8, y Flandes 1 y 2 con el nombre de "Abacería de Antonio Artiante", que luego sería nuevamente designado en el nomenclátor municipal como Hernán Cortés, 2. Es decir, que era una tienda de aceite, vino, licores, bacalao, vinagre, legumbres secas, etc. O lo que es lo mismo, un puesto de ultramarinos o coloniales.


En 1910, fue vendido a Rafael Pérez Rivero, que lo conservó en propiedad hasta 1915, año en que lo traspasó a Juan Fernández y García del Busto, quien lo rebautizó como "La Covadonga". Aunque mantiene el local unificado, Juan dedica el lado de la calle Flandes a mostrador de comestibles, y el lado de la calle Panecillos, a barra para servicio de vinos, licores y café, con unas pocas mesas.


Atraviesa una época de gran prosperidad comercial hasta 1929, año en que Sevilla, pese a su Exposición Universal, sufre los efectos de la crisis del 29, y el local es traspasado a Domingo Izquierdo, quien mantiene la tienda de comestibles pero suprime el bar.


En 1951, el local es comprado por Ovidio Roig Fernández, cordobés, futbolista del Sevilla, y que al retirarse del fútbol, dedica sus ahorros a la compra de este local, que retorna a su condición de bar, al que llama Casa Ovidio.


En los inicios de esta nueva etapa, Casa Ovidio es frecuentado por miembros de una Cofradía vinculada a la Iglesia de San Lorenzo, próxima a la taberna, que, al carecer de Casa Hermandad, reúne a sus cofrades en este bar, para tomar algo y charlar.


Así transcurren largos años de prosperidad, hasta que en 1978, con el gran aumento de la delincuencia, el bar es atracado en repetidas ocasiones, hasta que Ovidio, ya cansado, lo traspasa a Vicente Romero y Hnos, que lo trabajan hasta 1985, año en que lo venden a Ricardo Núñez Dorado, quien lo rebautiza como Casa Ricardo.


Ricardo dedica íntegramente el local a taberna, sin venta de comestibles, convirtiéndolo en la taberna que conocemos hoy en día, y manteniendo su vinculación con ambientes cofrades y la Semana Santa sevillana, hecho que recuerdan las numerosas fotografias y cuadros que adornan sus paredes. En 2010 la taberna pasa a manos de su hijo Ricardo Núñez Romero, hasta la actualidad, manteniendo el buen hacer tabernero de su padre y su costumbrismo cofrade.


La cocina de Casa Ricardo se caracteriza por presentar dos tendencias claramente distintas y sin llegar a tocarse. Por una lado tenemos la mejor tradición gastronómica andaluza, de la que son especialidades en esta casa el flamenquín casero, el solomillo al whisky, el solomillo mozárabe o las croquetitas de jamón, auténtica estrella de la casa, con una bechamel cremosa, casi líquida.


Por otro lado, una carta de tapas y raciones de nueva creación, como la mini hamburguesa de presa ibérica con queso rulo y confitura de pimientos, la ternera a la miel y canela, la carrillada a la soja y jengibre, o el crujiente de salmón sobre crema de puerros que se ve en la foto.


Pero son dos ofertas diferentes, sin fusión. En la primera  hay respeto a la tradición, y en la segunda, propuestas lógicas y bien ejecutadas. De otro modo, este establecimiento nunca hubiera sido incluído en este blog. Aqui no hay memeces ni laboratorios culinarios. No deje de visitarla y catar sevillanismo por los cuatro costados.


CASA RICARDO

C/Hernán Cortés, 2
Barrio de San Lorenzo

Sevilla

lunes, 29 de junio de 2015

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: BODEGA GONGORA



Bodega Góngora fue abierta en 1939 por Feliciano Domínguez en el número 5 de la sevillana calle de Alvareda. En 1942 lo traspasó a Joaquin Miranda. Durante esta etapa, el negocio estuvo muy vinculado con el mundo taurino. Era en este período un despacho de vinos y bodega, donde se reunían todos los actores de la fiesta: ganaderos, apoderados, toreros, rejoneadores, banderilleros y empresarios de plazas de toros


 En ella se vendían los vinos de la Bodega Góngora, situada en Villanueva del Ariscal y fundada en 1682 en el Aljarafe sevillano, donde era originario su primer propietario, Feliciano. En 1965, traspasa el negocio a Francisco Portillo, quien lo transmitiría a sus hijos Ignacio y Francisco. En esta tercera etapa, se empieza a despachar marisco para acompañar la bebida. Años más tarde se empiezan a dar las frituras de pescaíto y una amplia oferta de tapas, de la más tradicional y auténtica gastronomía andaluza. Ya en épocas más recientes, se abrieron dos tabernas más, La taberna de Góngora y La Bodeguita de Góngora, ambas en la  cercana calle General Polavieja. Pero vamos a comentar la Bodega Góngora de la calle Alvareda, por ser  la más antigua y la que dió origen a las siguientes.


El local cuenta con una buena terraza, muy aconsejable en los meses cálidos en esta zona monumental, y ya en su interior presenta una antigua barra de madera. Tras ella, se disponen dos hileras de pequeñas botas, de las Bodegas Góngora, Bodegas Hidalgo y otras elaboradoras de vinos andaluces; un antiguo reloj de pared; antiguos recipientes para jarrear el vino; un arco de medio punto con el nombre de la bodega, bajo el que cuelgan chacinas ibéricas; y cuadros y fotografías antiguas.

La bodega Góngora presenta una amplia carta de tapas y raciones, siendo sus especialidades el marisco,  las chacinas ibéricas y las frituras de pescaíto.Hay que destacar la calidad y autencidad de su cocina casera, basada en la mejor tradición gastronómica andaluza. Mariscos de excelente calidad del litoral andaluz, frituras de pescados perfectamente ejecutadas, y deliciosos guisos caseros, hechos con oficio y sin prisas, entre los que destacan las albódigas de choco, la cola de toro, las espinacas con garbanzos, la carrilada ibérica o el atún encebollado. Entre las frituras, destacar los boquerones fritos, los salmonetes, las acedías de trasmallo y los filetitos de mero.

Se pueden degustar en la Bodega Góngora quizá las mejores gambas rebozadas de la ciudad, mereciendo igual consideración las pavías de bacalao y las tortillitas de camarones. Una amplia y cuidada selección de manzanillas, finos y demás vinos andaluces, y de otras regiones vinícolas españolas.Entre los postres, hay que destacar el tocino de cielo, sublime, las natillas con galletas, excelentes, y también la torrija, hecha al modo tradicional, la crema tostada  y el flan casero, además de las tartas hechas en casa. Local muy recomendable en este histórico barrio sevillano


BODEGA GÓNGORA
C/Alvareda, 5
Barrio de Santa Cruz
Sevilla

viernes, 26 de junio de 2015

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: LOS CLAVELES


Esta taberna fue abierta 1841, en el número 15 de la Plaza de los Terceros, junto a la Iglesia de los Terceros.Perfecta para tomar la primera, y seguir por esta ruta de tabernas, seguida de El Rinconcillo, que ya hemos comentado, y El Tremendo, cervecería de toda la vida de este barrio. Fue en sus inicios despacho de vinos y bodega.  Desde 1929, Los Claveles atravesó una segunda etapa, tras una necesaria reforma, convirtiéndose en bar al incorporar el condumio a su oferta.


Tras una segunda reforma, más reciente, el local mantiene su estética de taberna antigua de Sevilla, y, respetando el estilo original, se han conservado los suelos primitivos y otros elementos constructivos y ornamentales.Está regentado en la actualidad, ya en segunda generación, por Santiago Remesal.


A través de una doble puerta de madera, accedemos a su interior y encontramos en primer término una antigua barra de madera, paredes con zócalo a media altura, y suelo de antiguas baldosas en colocación ajedrezada. En pizarra, y actualizada a diario, como debe ser, encontramos su variada oferta, tanto en tapa como en ración, en la mejor tradición gastronómica andaluza. Merecen especial mención los montaditos, los revueltos, los flamenquines, el menudo de ternera (que es como llaman en Andalucía a los callos) y el bacalao.



Como vamos a hacer una ruta cervecera de bares por esta zona, y la siguiente visita es "El Tremendo", considerada la mejor cervecería de Sevilla, y "El Rinconcillo", ya comentado en el apartado de tabernas más antiguas de Sevilla, pedimos dos cañas en lugar de los habituales finos, que están perfectamente tiradas, y los acompañamos con el menudo de ternera, que está sublime. Recomendamos encarecidamente esta ruta, que se puede prolongar con otras...



BAR LOS CLAVELES

Plaza de los Terceros, 15
Santa Catalina

Sevilla

jueves, 25 de junio de 2015

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA:CASA ROMÁN



Hace ya más de medio siglo que Casa Román abrió sus puertas, en el número 1 de La Plaza de los Venerables, en pleno Barrio de Santa Cruz de Sevilla. Fue fundada por Román Castro en 1934. Desde entonces, es el lugar donde se va a beber vino y a tomar jamón. Tiene fama, y es cierto, de tener el mejor jamón de Sevilla, aunque es difícil establecer esta afirmación, pero motivos no faltan.


Está frente al Hospital de los Venerables, que es el tratamiento que se daba a los sacerdotes en esa época, y tomando la palabra "hospital" como hospedería, es decir, residencia o sitio de hospedaje. Esta bella edificación barroca del XVII, es hoy el Centro Velázquez, en homenaje al célebre pintor sevillano.


Pese estar frecuentado en parte por guiris, aunque su clientela mayoritaria son sevillanos, aquí no hay engaños, y le darán el mejor  jamón que se puede tomar en Sevilla. A la misma altura está sus finos, manzanillas y demás vinos de la tierra de Andalucía, con una bodega bien seleccionada, bien conservada y bien servida, en su temperatura óptima de servicio.


Pero como no solo de jamón vive el hombre, también puede elegir entre un amplio surtido de tapas, todas excelentes: pavía de bacalao, solomillo al whisky, croquetas de jamón, presa ibérica, grill de vegetales, y toda la cocina andaluza en miniatura. Ya sabe, cuando no quiera complicarse y comer bien, acérquese a esta bodega y pida vino y jamón. Ya se sabe que las cuatro patas de la mesa son el vino, el jamón, el queso y el café.


CASA ROMÁN

Plaza de los Venerables, 1
Barrio de Santa Cruz

Sevilla

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: ENRIQUE BECERRA



Hoy nos vamos a dar un pequeño lujo, pues, desdeñando la crisis económica, hemos llegado hasta Sevilla, hemos visitado sus antiguas joyas taberneras y hemos constatado que, pase lo que lo que pase, Sevilla será siempre Sevilla. Nos lo merecemos, pero, aunque no fuera así, da exactamente igual.  Bien sabemos que unos tienen lo que no merecen y otros, mereciéndolo todo, no tiene nada. Dejando, pues, merecimientos aparte, nos adentramos en el Barrrio de Santa Cruz para comer en unos de sus templos gastronómicos, donde hay oficio, tradición y excelencia en los fogones: Enrique Becerra. Tomamos la calle Gamazo, y en su número 2, encontramos esta joya de la cocina andaluza.


El restaurante ocupa la planta baja de dos casas unificadas del siglo XVII. Un largo letrero de azulejos anuncia el nombre del establecimiento, y bajo éste, una antigua puerta de madera nos abre paso hasta su interior. El local presenta, en primer término, una larga barra revestida en su frente con los tradicionales azulejos sevillanos, y rematada en su superficie por tablero de caoba.


Un bello artesonado en sus techumbres, sustentadas por antiguas columnas de caoba. El restaurante esta regentado en la actualidad por Enrique Becerra Gómez, quinta generación al frente de este establecimiento. Hay oficio, pues, por los cuatro costados, y eso se nota en su cocina, en su bodega y en su servicio. El local tiene una atmósfera que sólo da el tiempo, la categoría y el buen hacer.



Hay en esta planta un comedor principal, y en la planta alta, dos comedores privados, para unas 25 personas cada uno.Ya en barra se puede tomar en tapas un amplio muestrario de su cocina: albóndigas de cordero con hierbabuena, atadillo de espárragos con salmón, revuelto de cola de toro deshuesada con patatas, brocheta de gambas y chipirón, revuelto de bacalao a la portuguesa, cazón en adobo, cordero a la miel, berenjenas fritas rellenas de gambas, concha de mariscos gratinada, flamenquines de espárragos verdes, croquetas de jamón, carrillada de cerdo, pinchito de cordero y dátiles con cuscus y muchas cosas más.



Nos acomodamos en el comedor y elegimos bacalao gratinado con salsa de espárragos verdes y cola de toro a la sevillana. Están ambos de caerse de espaldas, y pedimos de postre las natillas caseras y la tarta de leche merengada. Acompañamos los postres con sendas copas de Pedro Ximénez 1827 de Osborne..Están sublimes, y al traernos la cuenta, vemos que la relación calidad-precio es satisfactoria, por lo que aconsejamos encarecidamente este restaurante, que es una joya de la cocina andaluza.


RESTAURANTE ENRIQUE BECERRA

C/Gamazo, 2
Barrio de Santa Cruz

SEVILLA

martes, 23 de junio de 2015

BARES DE SEVILLA DE OBLIGADA VISITA: BAR RESTAURANTE BARBIANA



Seguimos de rule por el Barrio de Santa Cruz y es ya la hora de comer. Nos topamos con uno de los templos de la cocina andaluza: el bar Barbiana, en la calle Albareda, 11. Es éste otro de los locales abiertos en Sevilla por orihúndos de Sanlucar de Barrameda, de ahí la magnifica selección de manzanillas y finos que se ofrecen. Asimismo, no pueden faltar los langostinos sanluqueños.Y muchos otros mariscos y pescados de la costa gaditana.



El bar presenta una fachada en tonos albero, guarnecida con toldos, y ya en su interior, una barra en ángulo redondeado revestida en su frente con los tradicionales azulejos sevillanos, lo mismo que las paredes de este recinto, y las del comedor, con abundancia de arcos de medio punto.


Pedimos dos manzanillas, y vemos la amplia oferta gasstronómica. En esta casa, la especialidad son los guisos marineros y las frituras: boquerones, salmonetes, calamares, pijotas, acedías, cazón, marrajo o puntillitas. Pedimos ésta últimas y boquerones y estan de caerse de espaldas. Nos dicen que entre los guisos es menester probar el sargo al ajillo, que por supuesto pedimos, y acompañamos con otras manzanillas, y está exquisito. Entre otras especialidades de la casa, destacan las papas con choco, los fideos a la marinera y el marrajo a la casera. Y todo esto en barra y sin casi esperar.



Quedamos en volver otro día para sentarnos a comer y se lo recomendamos a ustedes sin reservas.