martes, 14 de marzo de 2017

EL FIN DEL INVIERNO



Saludo de nuevo a los que en un momento u otro han visitado este blog, que ya se cuentan por miles. Lamento haberlos tenido un poco abandonados, pero el invierno es época de llenar el granero, es decir, la cuenta corriente o la hucha. Así como el campo empieza ahora a dar muchos de sus frutos, el invierno es época propicia para reunir unos cuantos ahorrillos y disfrutarlos cuando llegue el sol. Las nubes son poco inspiradoras, pero el sol sí lo es, y a mi me gusta esa España de cielos azules y despejados, como dijo Antonio Machado.


Ya se adivina la primavera, y en los viñedos se empiezan a ver los primeros brotes. Tras la época de reposo de la vid, las cepas comienzan a dar generosamente sus granos, y estos madurarán a lo largo de la primavera y el verano, si el sol es abundante y las nubes escasas. Se espera un verano cálido y seco, como los de las grandes cosechas. Al final del mismo, las uvas serán vendimiadas, racimo a racimo, por manos cuidadosas, que las conducirán en cestos a la mesa de selección. y de ahí, al lagar, donde serán estrujadas. El mosto será fermentado y filtrado, y el vino se dejará reposar en los barriles, en el silencio de la bodega, hasta que sea el momento de trasegarlo y embotellarlo.


Los naranjos empiezan a florecer en Sevilla, que nos llama silenciosamente, con sus colores, con su belleza, con su encanto. El aroma de la flor de azahar impregnará toda la ciudad, y los cuarenta mil naranjos ofrecerán pequeñas y bellas flores blancas. que nos dirán que el sol ya está aquí.


Sevilla se alza, soberbia y antigua, en la lejanía. Sevilla, hoy capital mundial de la primavera, nos llama en un susurro, que solo el oído fino captará, y nosotros acudiremos a su llamada y de algún modo, no volveremos jamás. Sevilla, y no Roma, es la ciudad eterna. Sevilla esta allí y nosotros aquí, pero pronto nos reuniremos. Y nos contaremos muchas cosas.



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