lunes, 22 de febrero de 2016

BARES DE SANLUCAR DE BARRAMEDA. CASA BIGOTE


Allí donde el Guadalquivir da su último giro hacia el suroeste y mezcla sus aguas dulces con las aguas saladas del Atlántico, se halla la bella villa marinera de Sanlucar de Barrameda. Pasado el puerto de Bonanza, ya en pleno estuario, se encuentra el Barrio de Bajo de Guía, limitando a un lado con la playa y al otro con la calle porticada de Bajo de Guía. Toma su nombre de Nuestra Señora de Guía, de gran devoción entre las gentes del mar, aunque su patrona sea la Virgen del Carmen, y de una derivación de la palabra "pago", es decir, "lugar" que se transformó en "Bajo de Guía " al estar casi al nivel del mar.


Lo que aparentemente era una pequeña villa marinera, era además un  punto estratégico, comercial y defensivo, por su condicion de vía navegable hacia el mar de embarcaciones civiles y de la Armada,  procedentes en su mayor parte de Sevilla, como capital del comercio con América, y su carácter de punto fronterizo con el mundo musulmán.

Conquistado su principal bastión, la Fortaleza de las Siete Torres, por Alfonso Pérez de Guzmán, más conocido por Guzmán el Bueno, a quien fue otorgada la villa y Señorío de Sanlucar de Barrameda, se establecieron allí los Guzmanes, a quienes se otorgaría posteriormente el Ducado de Medina Sidonia, y fundaron el soberbio Palacio de los Guzmanes. Mas tarde se establecerían en la villa de modo definitivo los sucesivos Duques de Medina Sidonia, El palacio contiene uno de los archivos históricos y documentales  más importantes del mundo. Asimismo, se establecerían en la villa los Duques de Montpensier, Antonio de Orleans, hijo del Rey Luis Felipe I de Francia, y Fernanda de Borbón, hermana de Isabel II, que fundarían el espectacular Palacio  Infantes de Orleans- Borbón, actual sede del ayuntamiento sanluqueño.


En el lado opuesto del estuario se encuentra nada menos que el soberbio Coto de Doñana, la reserva natural más importante de Europa. Pero eso lo visitaremos más tarde, porque ahora queremos darnos un caprichito en el mismo pueblo.

En este privielgiado enclave, entre marítimo y fluvial, se da un ecosistema de aguas salobres, variando su grado de salinidad segun las mareas, que hace del mismo el lugar perfecto para la cría y pesca de las angulas, y para probarlas nada mejor que, allí mismo, ir a Casa Bigote, donde te ponen unas angulitas que "quitan el sentío".

Allá vamos, dispuestos a probar "in situ" la célebre manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, que disfruta, entre los vinos del Marco de Jerez, de una denominación de origen propia, hecha con el mismo tipo de uva y el mismo sistema de soleras y criaderas que el fino jerezano. Y, por supuesto, acompañarla de los manjares que se nos ofrecen allí, dándole carácter de prioridad a esos pequeños pececillos que, de no ser pescados, serían más tarde las anguilas, tan demandadas y bien pagadas en otros países, como Japón, y tan poco valoradas en el nuestro.


Avistamos ya su sencilla fachada y advertimos que este es un lugar de apariencia humilde donde lo soberbio está es su interior, como las personas que valen la pena.


Casa Bigote empezó en 1951 como una sencilla tasquita marinera, donde se despachaba casi exclusivamente la autóctona manzanilla fresca. Las gentes del mar acudían, tras llegar a tierra, a tomarse unos chatos y charlar un poco, y también a echar una partidita por las tardes cuando el trabajo lo permitía.



La taberna comenzó a tener una clientela fiel y cada día más amplia, y empezó a ser conocida en todo el pueblo. En 1967 se empiezan a dar los primeros pescaítos fritos, unos soberbios guisos marineros y otros platos de la cocina del litoral andaluz. Gusta la cocina sencilla y auténtica de la taberna, la calidad de su materia prima y su exquisita preparación. Ya sabemos que la cocina más difícil es la sencilla, la casera; pensemos simplemente en la tortilla de patatas y la enorme diferencia que hay entre unas y otras, incluso con idénticos huevos, patatas y aceite. En la cocina sofisticada es más facil camuflar defectos y burradas. De eso saben un rato largo algunos de los actuales cocineros.


La cocina casera de Casa Bigote gusta entre los parroquianos, y el secreto se extiende inmediatamente por Sanlúcar y fuera de ella; en 1971 se abre el primer comedor, donde se ofrece ya un amplio y cuidado menú, basado en su mayor parte en la cocina más tradicional de Andalucía, sobre todo la cocina del litoral onubense y gaditano.


Pero el éxito de Casa Bigote es de tal magnitud que pronto se hace necesario añadir un segundo comedor, con unas fantásticas vistas a la playa y con el Coto de Doñana al fondo. Cada vez son más los visitantes a la soberbia taberna, y su fama se extiende por todas partes, siendo considerada hoy como una de las mejores casas de comidas de España.


Trasponemos la entrada, y aparece en primer término una antigua barra de madera, que invita a apoyarse en ella y pedir la inexcusable manzanilla sanluqueña fresca. Ya en barra, podemos degustar las primeras muestras de su extraordinaria cocina de litoral, como las frituras de salmonetes, las acedías, los boquerones, y otros pescaítos típicos de la zona, además de unos guisos marineros increíbles, como los chocos guisados, las almejas a la marinera, el cazón con tomate, el filete de corvina al amontillado, el pargo en salsa de alcachofas, y una amplia oferta de la cocina marinera guisada de sacarse el sombrero, Además de unas chacinas ibéricas de bellota de caerse y un queso viejo de oveja extraordinario.Y no pueden faltar los langostinos de Sanlúcar y las gambitas blancas de Huelva. Inexcusables las angulas de Sanlúcar. Además de otros mariscos de calidad insuperable (si, mejores que las de su pueblo) como las cigalas, el bogavante, las almejas y las coquinas.


Pero si queremos comer a mantel puesto, pasemos al comedor y disfrutemos de unas vistas a la desembocadura del Guadalquivir que quitan el sentío. Con el Coto de Doñana de fondo, y la playa y el mar en primer término. Verdaderamente no hay en toda España dos o tres restaurantes con unas vistas cono éstas. Ahora habrá algún imbécil que diga "son mejores las del restaurante de mi pueblo" (¿por qué no te callas?).


Aquí podemos disfrutar, en primer término, de una amplia gama de platos cuya base es el atún de este litoral, el mejor del mundo (si no pregunten a los japoneses sobre el de Barbate y a qué precio lo pagan), como el lomo de atún a la sal, el trono de bmito (sí, ya sabemos que no es lo mismo) sobre salmorejo, el lomo de atún mechado, el tataki ( pequeña concesión a la cocina japonesa del atún) de atún de almadraba (si, el de Barbate) sobre pipirrana y salmorejo o la simple mojama de atún, que adquiere aquí niveles de calidad similares al jamón de bellota.


 Pero sobre todo, unas especialidades caseras inolvidables, como el bacalao a la plancha sobre crema de máiz y pimientos, el rape en salsa de pan frito, la suprema de dorada gratinada con bechamel, el atún rojo en salsa mozárabe, la corvina en salsa de cigalas, las hamburguesas de bacalao en salsa de queso, el arroz caldoso a la marinera o los lomos de bacalao a la naranja amarga. Sin olvidar la famosa sopa de galeras o la sopa de pescado, extraordinaria. Y los mejores pescados de roca que se pueden encontrar, destacando el róbalo (sí, mejor que el de Finisterre)


Una bodega acorde con la calidad de su cocina, con especial atención a los vinos del Marco de Jerez, en su temperatura de conservación y de servicio correctas, y con unas manzanillas que "quitan el sentío", especialmente las manzanillas en rama, es decir, sin filtrar, y las manzanillas pasadas, es decir. a las que se ha dado una segunda crianza, tras la primera crianza biológica, pero ésta ya en fase oxidativa, es decir, sin la presencia del velo.Vinos autóctonos únicos para manjares únicos. Una casa de comidas de las de verdad.

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