miércoles, 27 de mayo de 2015

LOCALES DE MADRID CON HISTORIA: MALACATIN



Este establecimiento fue abierto como despacho de vinos en 1895, por Julian Díaz, originario de Horcajo, pueblo de Cuenca. Julián habia llegado de Horcajo en 1893 a Madrid, y  trabajó durante estos dos años de camarero en una pequeña taberna, hasta que reunió el dinero necesario para abrir su propio negocio. Eligió para ello un local, en el número 5 de la calle Ruda, que no tenía agua ni luz, y se limitaba a vender vinos y aguardientes alumbrado por faroles de aceite, siendo sus mas asiduos clientes albañiles, cocheros y demás trabajadores que iniciaban su jornada laboral muy temprano tras un trago de aguardiente.



 Casó al poco tiempo con Maria y tuvo doce hijos, diez de ellos hembras, que mas tarde comenzaron a trabajar en el negocio paterno, siendo entonces conocido como "las chicas". Uno de sus más asiduos clientes era un pobre, llamado Malacatín, que acudia al local acompañado por su guitarra, y amenizaba sus visitas con una canción, cuya letra se limitaba a su nombre con el estribillo "tin, tin,....": "Malacatín, tin, tin...."además de otras melodías, por lo que era obsequiado con algunas copas por Julián.

En la casa tomaron aprecio al singular músico, y al pasar el negocio Julián a su hija Florita, ésta decidió poner nombre al local y eligió para ello el de alguien muy vinculado a la casa: el de su estimado Malacatín..


En la década de los cincuenta, superadas en parte las precariedades económicas de la posguerra, dotan al local de cocina y empiezan a dar comidas, especializándose en un plato muy madrileño: el cocido.


Pronto adquiere fama en la ciudad, y el público abarrota el local, haciéndose célebre en todo Madrid. Tras una fructífera etapa, Flora, que llevó la taberna al prestigio que hoy tiene, la transmitió a su hijo Alberto, que la regenta en la actualidad. En Malalacatín se sigue sirviendo uno de los mejores cocidos de la capital, con merecida fama,  además de otras especialidades de la cocina madrileña, como el puchero de gallina, los callos y las manitas de cerdo, tambien exquisitas.



Accedemos al interior del local, que presenta una antigua barra, sobre la que cuelgan los típicos globos de las antiguas tabernas, y tras ella, una bonita contrabarra, con botelleros de madera y antiguos espejos. Tanto las paredes de este recinto como las de comedor están decoradas con zócalo hecho con azulejos pintados a mano a media altura, y sobre éste enorme cantidad de cuadros y fotografías de asunto taurino, que nos recuerdan la vinculación de esta taberna con el planeta taurino, desde tiempos remotos hasta la actualidad.


Malacatín sólo abre por la mañana, lunes, martes miércoles y sábados, de 11 a 17 h;  y los jueves y viernes, tambien por la noche, de 20 a 24 h. Cierra los domingos.

MALACATIN

C/Ruda, 5
91 365 5241

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