lunes, 13 de abril de 2015

Historia del gin tonic


Y como quiera que estamos hablando de las hostelería inglesa, debo hacer un breve paréntesis antes de presentar otra joya de entre los antiguos hoteles de Londres, para glosar lo que es una de sus mejores aportaciones al mundo: el gin tonic.


Si, porque el gin tonic tiene un origen tan inglés como la costumbre de tomar un oporto o un sherry a las siete de la tarde, tras terminar la jornada laboral y un poco antes de cenar.


En tiempos del Imperio Británico, se había desplegado un gran numero de ejércitos en las colonias indias, a fin de garantizar el orden y la estructura política dentro de las mismas. Los ingleses, tras apuntalar el dominio de la corona británica, fundaron en los acuartelamientos donde se concentraban las tropas unos bien surtidos Clubs de Oficiales.


 Sabida es la costumbre de los militares de saborear una bien servida copa tras la satisfacción del deber cumplido. Y en el caso de los mandos ingleses, optaron lógicamente por una buena ginebra. Como no se trataba de una única copa, decidieron rebajarla y refrescarla con agua y unos hielos, adicionándole uno de los mejores desinfectantes naturales: una rajita de limón.


 Pero resulta que la malaria había contaminado el agua que obtenía de los territorios de la India, de modo que padecían a menudo de esta enfermedad. Decidieron entonces traer el agua de Inglaterra, metida en barriles que transportaban en su prolija flota de barcos. Y como el insecto responsable de la malaria era inmune al limón, le añadieron a estos barriles de agua inglesa un poco de quinina, desinfectante de la época que mataba este insecto y eliminaba eficazmente el contagio de esta enfermedad.


Y al mezclar este agua, adicionada con quinina, con la ginebra, y añadirle unos hielos,  dieron lugar al invento más celebrado de Inglaterra: el gin tonic. Y lo crea o no, fue el General Schweppes el primero en hacerlo.

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