Esta taberna fue fundada, en 1898, por Antonio Artiante, en un local unificado de la calle la calle Panecillos, 8, y Flandes 1 y 2 con el nombre de "Abacería de Antonio Artiante", que luego sería nuevamente designado en el nomenclátor municipal como Hernán Cortés, 2. Es decir, que era una tienda de aceite, vino, licores, bacalao, vinagre, legumbres secas, etc. O lo que es lo mismo, un puesto de ultramarinos o coloniales.
En 1910, fue vendido a Rafael Pérez Rivero, que lo conservó en propiedad hasta 1915, año en que lo traspasó a Juan Fernández y García del Busto, quien lo rebautizó como "La Covadonga". Aunque mantiene el local unificado, Juan dedica el lado de la calle Flandes a mostrador de comestibles, y el lado de la calle Panecillos, a barra para servicio de vinos, licores y café, con unas pocas mesas.
Atraviesa una época de gran prosperidad comercial hasta 1929, año en que Sevilla, pese a su Exposición Universal, sufre los efectos de la crisis del 29, y el local es traspasado a Domingo Izquierdo, quien mantiene la tienda de comestibles pero suprime el bar.
En 1951, el local es comprado por Ovidio Roig Fernández, cordobés, futbolista del Sevilla, y que al retirarse del fútbol, dedica sus ahorros a la compra de este local, que retorna a su condición de bar, al que llama Casa Ovidio.
En los inicios de esta nueva etapa, Casa Ovidio es frecuentado por miembros de una Cofradía vinculada a la Iglesia de San Lorenzo, próxima a la taberna, que, al carecer de Casa Hermandad, reúne a sus cofrades en este bar, para tomar algo y charlar.
Así transcurren largos años de prosperidad, hasta que en 1978, con el gran aumento de la delincuencia, el bar es atracado en repetidas ocasiones, hasta que Ovidio, ya cansado, lo traspasa a Vicente Romero y Hnos, que lo trabajan hasta 1985, año en que lo venden a Ricardo Núñez Dorado, quien lo rebautiza como Casa Ricardo.
La cocina de Casa Ricardo se caracteriza por presentar dos tendencias claramente distintas y sin llegar a tocarse. Por una lado tenemos la mejor tradición gastronómica andaluza, de la que son especialidades en esta casa el flamenquín casero, el solomillo al whisky, el solomillo mozárabe o las croquetitas de jamón, auténtica estrella de la casa, con una bechamel cremosa, casi líquida.
Por otro lado, una carta de tapas y raciones de nueva creación, como la mini hamburguesa de presa ibérica con queso rulo y confitura de pimientos, la ternera a la miel y canela, la carrillada a la soja y jengibre, o el crujiente de salmón sobre crema de puerros que se ve en la foto.
Pero son dos ofertas diferentes, sin fusión. En la primera hay respeto a la tradición, y en la segunda, propuestas lógicas y bien ejecutadas. De otro modo, este establecimiento nunca hubiera sido incluído en este blog. Aqui no hay memeces ni laboratorios culinarios. No deje de visitarla y catar sevillanismo por los cuatro costados.
CASA RICARDO
C/Hernán Cortés, 2
Barrio de San Lorenzo
Sevilla
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