La Tasca Suprema fue abierta por Doroteo Yagüe en 1890, en el número 7 de la madrileña calle Argensola, muy próxima al Tribunal Supremo, de la que toma el nombre. Se levantó sobre otra taberna ya existente, de la que poco se sabe, salvo que pasó por tres propietarios distintos.
Este local, en sus inicios, fue en parte destinado a tasca, en su zona exterior, y en parte destinado a vivienda,en su zona interior. En él se ofrecían comidas al público a cambio de poco dinero, haciendo una comida casera y asequible a todos los bolsillos. Es decir, que nos daban de comer en su casa: esto debería ser tenido en cuenta por muchos de los actuales restauradores. Cuando entras a comer en un lugar, te ofrecen comer en su casa, conocer su casa y su comida, y debes ser atendido por el anfitrión con la cordialidad y corrección debidas. SI A ESO LE AÑADIMOS QUE LUEGO PAGAMOS, CON MÁS MOTIVO TODAVÍA.
Por ello, nos deben recibir con alegría, tratar con afabilidad, tacto y mucho respeto, atender con corrección, dar de comer con autenticidad y calidad, y cobrar con honradez, sin tomaduras de pelo. No como en los insípidos locales minimalistas de la actualidad, donde reciben sin gracia, sin educación, nos dan a comer mentiras y absurdos experimentos, en dosis que rayan en la tomadura de pelo, y te cobran como si hubieras comido de la Real Despensa. Todo ello, en un local sin personalidad, sin categoria, sin sentido de la estética, sin historia e inhóspito. Cocina de laboratorio en local de laboratorio. Para indocumentados y nuevos ricos.
La Tasca Suprema, presenta la clásica fachada de las antiguas tabernas de Madrid, con las carpinterías pintadas en el preceptivo rojo. En su larga historia, ha estado regentada por diversos propietarios, hasta los actuales, los señores Velasco, que mantienen todos sus valores estéticos e históricos, y la mejor tradición de la buena cocina casera.
En el interior, aparece en primer lugar una antigua barra, cuyo frente está revestido con azulejos, y una mesitas de mármol, donde tomar algunas tapas, si es lo que queremos, que era la primitiva taberna. Si pasamos al comedor, que era la antigua vivienda, encontramos una acogedora estancia, con arrimadero de madera a media altura, suelos de barro cocido, y en las paredes unos antiguos estantes, que estaban destinados a dejar el sombrero, y que nos sirven ahora para dejar pequeños paquetes o el bolso, en el caso de las damas. Fotografías de personajes que han visitado la tasca.
En la carta, comida casera de toda la vida, bien preparada, donde predomina la cocina castellana, con especialidades como la gallina en pepitoria, los callos a la madrileña, o el cocidito, con notas de otras cocinas regionales, como la fabada asturiana, el bonito a la riojana, el bacalao a la vizcaína o el gazpacho andaluz.Excelentes los chipirones en tinta. De los pocos sitios que los hacen bien Entre los postres, destacan el flan y la cuajada, ambos caseros. En la carta de vinos buena seleccíón, con predominio de bodegas de Rioja y Ribera del Duero. Todo bueno y en su justo precio.
LA TASCA SUPREMA
C/Argensola, 7
913 08 03 47
MADRID
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