jueves, 11 de junio de 2015

LOCALES DE MADRID CON HISTORIA:LAS CUEVAS DE LUIS CANDELAS



En el Arco de Cuchilleros, número 1, se halla una de las tabernas más célebres y respresentativas del viejo Madrid: Las Cuevas de Luis Candelas. Nos cuenta la leyenda, o mejor dicho la Historia, pues se trata de hechos constatados, que Luis Candelas, el más popular de los bandoleros, usaba esta cuevas como escondite para ocultarse de los guardias tras cada uno de sus golpes.


Luis Candelas Cajigal nacío en Lavapiés, en 1804,  hijo de un matrimonio cuyo patriarca era carpintero. Vivían con holgura y dieron estudios a su hijo Luis en el madrileño Colegio de San Isidro. Ya en el colegio, era famoso por provocar contínuos altercados. En una ocasión, fue reprendido por un clérigo con una torta, a lo que él respondió dándole dos, motivo por el que fue expulsado.


Tras abandonar la enseñanza, arreciaron sus correrías, haciendo su primer robo a los 15 años Hasta que en 1823, falleció su padre y, tras un reflexivo período, puso una librería. Pero al poco tiempo, robó dos caballos y fue condenado a seis años de cárcel. Luis Candelas, bien parecido y al que le gustaba vestir bien, conquistó a infinidad de mujeres.Se dio a la buena vida, en parte a costa de éstas, hasta que en 1835, decidió formar una cuadrilla, que realizaría con éxito numerosos atracos, con botines cada vez mayores, que en parte daba a los más pobres y en parte repartía con sus secuaces.


Tran sus golpes, venian a refugiarse a estas cuevas,  porque tenían varias salidas y recovecos donde ocultarse. Y aquí planeaban sus próximos atracos, siempre a ricos y gente acomodada. Nunca fue delatado y era querido y admirado por el pueblo llano madrileño. A veces alternaban este lugar con otros para dificultar su detención, y no comprometer a la gente de la zona.


Frecuentaban diversas tabernas de la ciudad, donde eran magníficamente atendidos por bodegueros y camareros, sabedores de su condición de "expropiadores" de ricos en beneficio de pobres y pueblo llano. Se le ofrecían los mejores vinos y manjares y le daban escondite, muchas veces con con cante, vino  y compañía femenina .En sus numerosos atracos, nunca hubo víctimas mortales y, tras éstos, siempre tuvo una generosa "donación" para los que la necesitaban.


Adoptó dos personalidades;  durante el día, era Luis Álvarez de Cobos, rico terrateniente con haciendas en Perú, y otra de noche, Luis Candelas, valiente y caritativo bandolero. Tuvo tres parejas "estables": Manuela Sánchez, con quien llegó a casarse en 1827 y a la que abandonó ese mismo año; Luego vino Lola "la Naranjera", con amigos importantes en la Corte, y que consiguió sacar a Luis de la cárcel en varias ocasiones, gracias a sus contactos. Y por último, una a la que nunca debió conocer: Clara, de clase media y familia honesta ( ya se sabe que, muchas veces, son las más hipócritas), con la que se fue a vivir a Valencia.


Pero en este período cometió dos atracos contra personas muy vinculadas con la Corte: la modista de la Reina, a la que asaltó en su taller, y el embajador de Francia, al que asaltó en su carruaje. Intentó huir a Inglaterra, pero al llegar a Gijón, su querida Clara lo pensó otra vez y no quiso ir, por lo que volvieron a Madrid y, debido a ello, en pocos días, fue apresado. Capturado y condenado , el 18 de Julio de 1837, a garrote vil, pidió clemencia a Maria Cristina, y ésta se lo denegó. Fue ejecutado el 6 de Noviembre con 33 años.


Las Cuevas de Luis Candelas abrió sus puertas en 1949, en lo que era un  almacén de un antiguo edificio de la Plaza Mayor madrileña, que tenía entrada por la fachada lateral del mismo. Este hecho serviría de ejemplo al irrepetible Manuel Fraga Iribarne que, tras ser nombrado Ministro de Informacíón y Turismo, decidió habilitar edificios históricos como locales destinados a hostelería, empezando por los Paradores Nacionales y siguiendo con los sótanos de la Plaza Mayor.de este modo, los salvó de la ruina, pues se hallaban en pésimas condiciones de conservación, dándoles una nueva vida y garantizando su mantenimiento. Se recuperaron así los bajos y sótanos de estos nobles edificios, que no daban a la Plaza Mayor, y que tenían su entrada por la fachada trasera, o por la fachada lateral cuando la había.


En la entrada te recibe un cordial mozo ataviado como bandolero y armado con su trabuco auténtico, aunque inutilizado por imperativo legal y, a través de una gruesa puerta de madera accedes al interior.
Es un precioso local que presenta techos abovedados, teniendo como elementos sustentantes arcos de medio punto, con paredes de ladrillo visto, en las que en unos gruesos nichos de ventana se alojan amplias cristaleras desde las que podemos contemplar la calle de Cuchilleros. Suelos de barro cocido, y  paramentos de piedra viva en algunos casos y recebada y enlucida en otros.


 En algunas de sus paredes, podemos observar pinturas murales que reproducen escenas urbanas de la época. Presenta en algunos de sus gruesos muros ornacinas rematadas en arco de medio punto, donde se han dispuesto algunos elementos decorativos.


Una pequeña barra a la entrada nos ofrece la posibilidad de tomar algo mientras esperamos, o bien de comer en unas pequeñas mesas que se han dispuesto en este recinto, para almorzar de un modo más rápido y frugal, pero no menos sabroso.


En el local hay una atmósfera llena de historia y encanto. Presenta varios espacios de comedor, a cual más bonito, y tras acomodarnos en uno de ellos, nos traen una carta que es un compendio de lo mejor de la cocina castellana. En ésta, hay que destacar el cochinillo y el cordero hecho en horno de leña, verdaderamente espectaculares, y especialidad de la casa.


Pero ofrecen mucho más, y todo bueno, con notas de otras cocinas regionales, como una excelente chistorra de Navarra, unos exquisitos calamares a la andaluza, bien rebozados y bien fritos, unas ricas croquetas y muchas otras cosas, como los guisos caseros, tortilla, callos a la madrileña, cocido, todo en su punto.

En la carta de vinos, encontramos buenas referencias de todas las zonas vinícolas españolas, con presencia de las mejores bodegas, para todos los bolsillos y bien seleccionada, tambíen con vinos innovadores.Y entre los postres, están presentes algunas de las especialidades de la repostería tradicional, entre las que destacan la leche frita y el flan casero.


Pero solo hay una forma de saborearlo: ir y revivir esa historia tan singular que le dió origen y fama. No se lo pierdan.


LAS CUEVAS DE LUIS CANDELAS

C/Arco de Cuchilleros, 1
913 66 54 28
De 13:00 a 24:00
Viernes y Sábados hasta 00:30




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