Llegan los años sesenta, y los antiguos y nobles ultramarinos comienzan a decaer, y los
nuevos y vulgares supermercados empiezan a proliferar, por lo que el local que ocupaba el ultramarinos pasa a ser parte de la taberna. Agustin transmite la taberna en herencia a su hijo, también llamado Agustin, ya en tercera generación, quien sigue al frente del negocio con el mismo éxito que sus antecesores. Fallece en 1956 y lega a su hijo Carlos la taberna, quien la regenta hasta 1996, en el que sus hijos Carlos y Javier toman las riendas del negocio, hasta la actualidad.
El Rinconcillo presenta, por ello, dos mostradores o barras: uno, el más antiguo, correspondiente a la primitiva taberna; y otro, menos antiguo pero no menos bello, correspondiente al ultramarinos, ambos realizados en madera tallada y espectaculares ambos.
Tiene, asimismo, varios comedores y resevados, a cual más bonito, presentando esa distribución propia de las casas hechas por adición, según mejoraba la situación económica. Los materiales con los que está realizados los suelos, paramentos y techumbres del local, son de gran calidad y trabajados por los mejores artesanos de la época.
En sus soleras, lucen antiguas baldosas dibujadas, tan de moda hoy día; en sus paramentos, azulejos trianeros hechos a mano en unos casos, ladrillo visto en otros y enlucidos en amarillo albero en otros.Techos con vigas de madera, a la vista en unas salas y ocultas en otras, de los que cuelgan preciosas lámparas, antiquísimas.
En barra, podemos tomar ya aunténticas maravillas, como excelentes ibéricos, soldaditos de Pavía, croquetas caseras, choquitos y muchas cosas más. Si pasamos a los comedores, la mejor selección de carnes y pescados que se pueda ofrecer; platos caseros como el arroz marinero o las espinacas con garbanzos; y entre los postres, destacar el flan casero y excelentes quesos manchegos. En cuanto a los vinos, pidan lo que se les ocurra, y lo tienen.
EL RINCONCILLO
C/Gerona, 40, y Albóndiga,2.
954 223 183
Sevilla
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